COVID-19 Y ADOLESCENCIA. MAREMOTO DE SENTIMIENTOS

En el principio de esta pandemia los adolescentes fueron los invisibles.  Ellos se encuentran transitando ahora mismo las consecuencias sicológicas de la COVID-19 a nivel mundial. Miedo, rabia, soledad, tristeza, desamparo, son los sentimientos que muchos de ellos expresan. Traeremos a la luz efectos y posibles soluciones para acompañarlos. Y también advertencias sobre riesgos que se han incrementado considerablemente durante estos períodos especiales de cuarentenas y aislamiento social, como el ciberacoso, el grooming y la captación de los adolescentes por parte de sectas y cultores de discursos del odio.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como un período de crecimiento y desarrollo humano que se  produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Pero es mucho más que eso: se trata de un tiempo en el que se sientan las bases y columnas para toda la vida de un ser humano. Debemos considerar que las problemáticas son muy diferentes para los grupos de 10 a 14 años que para los de 15 a 19 años. Durante la pandemia que viene azotando a la humanidad en este 2020 se han realizado estudios en amplia población de adolescentes, quienes revelaron  un importante impacto negativo en relación con amistades, lazos de familia y aprendizaje. Miedo, rabia, soledad, tristeza, desamparo, son los  sentimientos que mayoritariamente ellos han expresado en diferentes investigaciones realizadas en los más diversos países. Además, presentan   malestar y dificultades para dormir. Esto particularmente referido a la población urbana, tema de esta nota; pero se debe tener en cuenta también las singulares condiciones de la población rural o de barrios desfavorecidos que no cuenta con dispositivos o redes, por lo que deben compartir el celular con varios integrantes de la familia, lo cual hace tediosa y difícil la realización de tareas escolares o la conexión con pares. Claramente, esta situación representa aun mayores desafíos para ellos. Ante las situaciones adversas familiares, han tenido que dedicarse a cuidar a sus hermanos, realizar tareas domésticas de limpieza de la casa, ayudar a sus padres en trabajos  de albañilería, diversas ´changas´,  o lo que se presente y que genere rédito. Por lo cual es menester considerar que algunos trabajan dentro y fuera de la casa y que los retos son diferentes para unos que para otros.

Ciertos estudios han detectado que estas consecuencias sicológicas son más marcadas entre los 18 y 24 años. Los chicos y chicas refieren extrañar mucho la conexión presencial con sus amigos; las ´juntadas´ y las risas sin motivo tan típicas de ese ciclo de la vida.

El 50% de las pibas y los pibes percibe un aumento de la tensión en los lazos familiares y sensación de soledad. Justamente, es esta falta de  conexión con pares y la restricción de las actividades académicas lo que aumenta el riesgo potencial de desarrollar depresión. Eso, sin olvidar la validación personal que genera el aprendizaje, enlentecido por la necesidad urgente e imprevista tanto de los docentes como del sistema educativo, que no estaban listos para asumir semejante desafío. 

“Es algo difícil porque a veces no tenemos las cosas necesarias para mandar las actividades, para investigar, porque no están los profes y  lo tenemos que hacer solos. Es difícil, pero no imposible”, cuenta Marcos, quien estudia en la Escuela Secundaria Rural mediada por Tecnologías en la sede Lobatón, en Jujuy. “Pero también tenemos experiencias lindas porque hacemos los trabajos solos y empezamos a valorar más las cosas que hacemos, a querer al estudio”, agrega.

“No tengo computadora para estudiar, pero voy con mi papá a vender patys y choripanes en una parrillita en la avenida. También  ayudo al novio de mi hermana en trabajos de albañilería. Me anoté para empezar primer año, pero justo empezó la pandemia”, comenta Sebastián de 18 años oriundo de Libertad, Provincia de Buenos Aires.

La pandemia actual por COVID-19 y el confinamiento son una  adversidad psicosocial, que atenta contra  la estabilidad de la familia. La creciente tensión familiar por el efecto económico de la pandemia (ahora sindemia), así como la inexorabilidad de convivir las 24 horas, hecho que se agrava en situaciones de escasa disponibilidad de espacios en la vivienda familiar, fueron categóricas. Por otra parte, la falta de ejercicio y exposición al aire libre son factores preponderantes que confluyen, también, en ansiedad y depresión. Los expertos sostienen que la actividad  física mejora la calidad y la duración  del sueño. Claramente, el descanso reparador es como un buen aterrizaje luego del disfrute de un vuelo apacible. "El sueño se define como un estado de inconsciencia del que se puede sacar a la persona mediante estímulos sensoriales o de otros tipos", dice el doctor Arthur C. Guyton. "La falta de sueño –afirma-- sí afecta a las funciones del sistema nervioso central".

El insomnio aparece cuando la mente de la persona está preocupada por algo. La depresión o psicosis (disminución de funciones neuronales) podría ser originada por una disminución en la formación de noradrenalina, serotonina o ambos. Estos son neurotransmisores --biomoléculas presentes en las neuronas--  que necesita el cerebro, y su déficit puede llevar a sentimientos de tristeza, desconfianza o pánico. 

En el caso particular de los adolescentes, en general no cumplen las rutinas previas a la pandemia, con lo que se van a dormir a cualquier  hora y a distintas horas cada noche porque se quedan ´enchufados´ a los distintos dispositivos electrónicos. Algunos especialistas hablan en este caso no estrictamente de insomnio, sino de jet- lag social, una especie de disociación entre lo social y biológico. Y advierten enfáticamente no solo  sobre sus consecuencias en el corto plazo sino de sus posibilidades dañinas en el más allá de la pandemia.

 

MONSTRUOS ESPELUZNANTES ACECHAN EN LA NET Y LAS REDES

En otro orden de cosas, es importante poner en relieve un dato preocupante: en los momentos de crisis tanto económicas como familiares (mucho más en pandemia) se detecta una mayor captación de jóvenes por parte de las sectas y de grupos cultores de distintos tipo de discursos del odio. Operan a través de las redes sociales, mediante por  ejemplo el armado de grupos de whatsapp, para reclutarlos. Los chicos toman esos grupos como lugares de identificación y conexión con ´supuestos´ amigos, sin percatarse de que en realidad son centros de captación de personas. A su vez, estas sectas tienen redes más amplias,  razón por la cual pueden saber dónde se encuentran el o la adolescente.   Estas redes están monitorizadas y coordinadas en distintos centros comerciales, de recreación, relacionados con las artes y la música en todas sus formas. Asimismo, cuando los chicos o chicas llegan al lugar, los coordinadores reciben mensajes de lo que les gusta, sorprendiendo así a los chicos que se sienten deslumbrados. Conocen a la perfección sus gustos y los lugares que frecuentan, les dicen exactamente lo que quieren oír. Toda esta información es obtenida a partir de los celulares y computadoras de los propios adolescentes. Es muy probable, también, que estos datos sean “captados y vendidos a organizaciones interesadas en el tema”. 

Paso a paso van incorporándolos a grupos más grandes, los van manipulando, a tal punto que todo lo consultan con ellos. Es probable, además, que en estos grupos sean iniciados en los primeros pasos en la adicción a la nicotina, el alcohol y otras sustancias tóxicas. Otra red de captación de sectas destructivas es a través de algunos juegos por  computadora. Les ofrecen apoyo desinteresado, aparentemente a cambio  de nada. Son lobos feroces con apariencia de corderos que con sus ideas persuasivas intentan controlarlos. Se trata del peligro más grande al que los jóvenes se ven expuestos porque al conocer sus gustos y elecciones,  los van direccionando a la vista de todos hacia fines nefastos. Algunos de  los signos y síntomas que presentan son:

- Excesiva devoción, dedicación por alguna persona, idea, cosa o grupo.  

- Dependencia sicológica (sentimientos de culpa, dependencia y castigo).  

- Son obligados a ser obedientes para realizar acciones que atentan contra  su vida, guiándolos a una falsa espiritualidad. Todo lo consultan con el  grupo.

- Amnesia, desorientación, alteración de la percepción, conductas violentas, irritabilidad, descuido de su apariencia física (así, por ejemplo pueden mostrar una extrema delgadez).

- Distanciamiento y falta de comunicación con la familia.

- Manifiestan que no tienen deseos de tener hijos en su vida.

- Informan deseos de comer alimentos sin proteínas (son inducidos a eso ya que el déficit de proteínas produce alteración del sistema nervioso, así son más fáciles de manipular).

La supervisión de los adultos a cargo es vital para detectar estos peligros. Hay que dejar bien en claro que no se deben naturalizar estas manifestaciones. 

 

Y DEL GROOMING, ¿CÓMO ANDAMOS?

La oficial de protección de Derechos de UNICEF en la Argentina,  Sabrina Viola, señaló que de acuerdo con los datos de control de grooming del Programa de Registro contra la Violencia, desde el 20 de  marzo al 31 de agosto de 2020 aumentaron 161% por ciento los casos de grooming frente a igual período del año pasado. De tal magnitud es el problema que desde Argentina.gob.ar, el portal oficial del Estado  argentino, se ha lanzado  esta advertencia: “El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) dejó en evidencia distintas problemáticas relacionadas con nuestros modos de uso de los dispositivos  y herramientas tecnológicas, así como nuestro comportamiento a la hora de interactuar con otras personas y navegar por Internet. La ciberseguridad es uno de los conceptos más importantes que debemos  tener en cuenta para mantener nuestra identidad a salvo y evitar ser víctimas de posibles delitos en la web, El ciberacoso y el grooming son  dos de los mayores problemas a los que hay que prestar atención y abordar con herramientas y con una mirada integral para poder acompañar a las infancias y adolescenciasLas formas más comunes son  la difusión de falsos rumores, videos o fotos humillantes, y la creación de  perfiles para abordar a las víctimas.

El adolescente de por sí es vulnerable, entonces es necesario  encontrar rápidamente un soporte de salud mental para paliar la crisis que  los atraviesa. Asimismo, debe reforzarse la importancia de conectar con ellos, aunque refieran que no tengan ánimo de conectar con nadie. La búsqueda de aceptación y validación no encontrada en el entorno familiar,  como ya se ha dicho, abre puertas que podrían exponerlos a peligros  indeseables (iniciarse en el consumo de drogas, ser víctimas de distintos tipos de abuso). Es, entonces, papel de padres, docentes y profesionales de la salud reconocer y validar sus preocupaciones, ansiedades y necesidades.

Ahora ¿qué hacemos con esto?, ¿qué respuestas podemos dar?, ¿cómo podemos reforzar el sostén que piden a gritos los chicos y chicas? Será vital disminuir el estigma y la culpa, aumentar la conexión familiar,  manteniendo rutinas y usando recursos de aprendizaje virtual.

 

Prof. Elizabeth G. Díaz, licenciada en Enfermería y legista. Se formó como comunicadora especializada en salud en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM) de la Asociación Médica Argentina (AMA)

 

Bibliografía

https://www.argentina.gob.ar/noticias/grooming-y-ciberacoso-en-el-contex...

Beresin, Gene. Covid 19 Mental Healt Children.  News Medial Life Sciences. Septiembre 2020.

www.mgh.claycenter.org.

Guyton, Arthur. Tratado de Fisiología Médica. Actividad Cerebral. Sueño. Organización Mundial de la Salud

www. signia. com

Oficina de protección de derechos de Unicef Argentina.

 

 

Categoria: 
Actualidad
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