“No solo estamos luchando contra una epidemia; estamos luchando contra una infodemia”, alertó el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanon Ghebreyesus, en la Conferencia de Seguridad realizada en Munich el 15 de febrero de 2020. Un tsunami de información verdadera, mixturada en un revoltijo mayoritario de rumores, datos falsos, inciertos, incomprobables, atemorizantes, amenazantes… Nuevamente la internet y las redes sociales están en el ojo del huracán.
Por la noche vuela entre cielo y tierra en las tinieblas, zumbando y sin ceder al dulce sueño; de día, está en los techos, en las torres, a la mira, aterrando las ciudades. Tanto es su empeño en la mentira infanda como en lo que es verdad. Gozaba entonces regando por los pueblos mil noticias, ciertas las unas, calumniosas otras.
Alegoría de la deidad Fama, en el Libro IV (frag.), La Eneida.
(Virgilio, n. 15 de octubre 70 a. C. en Andes, cerca de Mantua, Lombardía; m. el 21 de septiembre de 19 a. C. en Brindisi, Apulia, Italia).
La preocupación mundial por la infodemia se justifica debido a la inusitada rapidez con que viaja, la amplitud que cubre y los efectos perniciosos que puede ejercer sobre la cuidadanía. Esa ´melange´, dicho de modo elegante en francés, pero más gráficamente expresado en guaraní, como ´mboyeré´ de informaciones, puede volver a la infodemia sobre el coronavirus en devastante, más perjudicial aun que el propio Covid-19. Las redes sociales otra vez están en el ojo del huracán, en tanto máquinas de dispersión en apariencia infalibles. Amén del papel que en esta circunstancia están desempeñando los medios de comunicación tradicionales y digitales, a quienes dedicaremos una apostilla independiente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había utilizado el término infodemia en comunicación de riesgos en brotes anteriores, como el de A/H1N1, conocida vulgarmente como “gripe porcina”, en 2009. Pero esta vez, frente al brote de “coronavirus” lo ha hecho con mayor intensidad, debido al avasallante poder y predicamento que han desarrollado las tecnologías de la información en estos últimos tiempos.
Tanto así que la OMS se vio obligada en el reporte de situación Nro. 13, del 2 de febrero de 2020, en el subtítulo “Cómo se maneja el 2019-nCov ´infodémico´”, a aportar una definición provisoria sobre este fenómeno comunicacional. Dijo entonces: “El brote y la respuesta frente al nCov ha sido acompañado por una ´infodemia´”. La voz originaria inglesa infodemic que emplea se refiere a una sobreabundancia de información, alguna rigurosa y otra no, que hace difícil encontrar recursos fidedignos y guías de confianza.
Por su parte la Fundéu, ante el maremoto de consultas de urgencias lingüísticas que recibió debió expedirse el 5 de febrero así: “En español, se ha traducido por infodemia, voz morfológicamente bien formada, que en el contexto de las noticias sobre el coronavirus se emplea con relación a la gran cantidad de información que hay sobre el tema, mucha de la cual son bulos o rumores, por lo que vendría a equivaler a una ‘epidemia nociva de rumores que se generan durante los brotes’”. La Fundéu, acrónimo de Fundación del Español Urgente, es una organización sin fines de lucro, asesorada por la Real Academia Española, que impulsa el buen uso del español en los medios de comunicación y también sirve de guía para la ciudadanía.
Ahora bien, ¿de dónde ha surgido ´infodemic´?
Se trata de un acrónimo surgido por préstamos de dos términos: infodemiology y epidemic, es decir infodemiología y epidemia, en español. En el diccionario Collins, en la sección “Sugerencia de nuevas palabras”, puede hallarse una petición del usuario DavedWachsman3, del 13 de enero de 2013 de incorporar el término infodemic, que figura todavía como pendiente de aprobación. Es de suponer que con todo este revuelo mundial, el vocablo hallará acogida pronto.
Tanto el surgimiento del término infodemiología en 2002, como la sustanciación de esa disciplina, le son atribuidos a Gunther Eysenbach, médico alemán, especializado en Salud Pública, que en aquel mismo año se afincó en Canadá, en la Universidad de Toronto. El propio Eysenbach, en un artículo de 2009, publicado en el Journal of Medical Internal Research, la definió como la ciencia de la distribución y los determinantes de la información en un medio electrónico, específicamente la internet, o en una población, con el objetivo final de informar sobre la salud pública y orientar las políticas públicas.
Los datos de infodemiología se pueden recopilar y analizar casi en tiempo real. Constituye, así, una herramienta automatizada para medir la difusión de información y la traducción del conocimiento, y rastrear la efectividad de las campañas de prevención y promoción en temas sanitarios. Además, permite analizar cómo navegan en la internet las personas en busca de información relacionada con la salud, y cómo se comunican entre ellas y comparten esa información; en este sentido, puede proporcionar datos muy valiosos y actualizados sobre el comportamiento de las poblaciones relacionado con la salud.
Es decir que el bien nacido vocablo ´infodemiología´ debió prestarle parte de su nombre al mal nacido término ´infodemia´…
¿Y a cuento de qué una cita de Virgilio encabeza esta apostilla?
Pues, a cuento del rumor. Y es que en una abrumadora mayoría de los casos los rumores son puro cuento desde los tiempos de Virgilio y aun antes de él. La forma que suele adoptar esa transmisión frenética de informaciones falsas, dudosas, incomprobables, pero siempre alarmantes, desasosegantes y amenazantes es la de un rumor, cuyo origen, su fuente primigenia, es desconocida y anónima; pero así y todo cunde apoteósicamente.
Para el poeta Publio Virgilio Marón, conocido a secas por su nomen Virgilio, la deidad Fama, de fuerza dinámica, origen divino y aspecto monstruoso, habitaba en el centro del mundo y residía en un palacio sonoro, con mil aberturas por las que penetraban las voces; y allí convivía con la Credulidad, el Error, la Falsa Alegría, el Terror, la Sedición y los Falsos Rumores. Por su parte, para el experto alemán en Germanística y Literatura comparada, actual profesor de Narrativas transmediales, Hans-Joachim Neubauer, Fama “no solo es un símbolo del rumor, sino también del habla imprecisa e indemostrable, de la habladuría, que termina resultando tan fatal como era de temer”; así lo expresa en su obra de 2013, Fama. Una historia del rumor. No por nada Fama ha sido usualmente representada con una doncella alada que porta dos trompetas, una para insuflar la Verdad y otra para la Mentira, a las que usa indistintamente.
Que rumores ha habido siempre, no hay dudas. Así, por ejemplo, la mayoría de las obras que analizan la historia de las pestes destinan frondosos acápites al papel nocivo de los rumores. Pero el tortuoso y raudo proceso con que reptan y se trasladan esas informaciones hoy lleva a niveles insospechados de alarma, con el consecuente miedo y ansiedad que impulsa a los ciudadanos a tomar decisiones apresuradas e incluso irracionales, como abarrotarse de todo el alcohol en gel y los barbijos que puedan obtener, acaparar alimentos y agua para pertrecharse frente a una cuarentena global, independientemente de que se encuentren alejados de los centros de circulación del virus. Algunas descripciones de interés pueden observarse en informes recientes de la revista médica internacional The Lancet y del MIT Technology Review, cuyos links adjuntamos.
Otra consecuencia alarmante es el recrudecimiento de actos xenofóbicos, en especial dirigidos a ciudadanos chinos, o incluso a sus descendientes, sin que importe qué nacionalidad detenten.
“El virus se convierte así en el motivo de la persecución en virtud de los estereotipos previamente construidos y compartidos. Bastan algunos estereotipos para que haya persecución en tiempos de crisis social o cultural. A la vez, (…), la yuxtaposición de varios estereotipos lleva a la persecución. Pero más allá de las políticas diseñadas por los estados nacionales y por las organizaciones internacionales para enfrentar este tipo de emergencias, asistimos también a la aparición de expresiones y conductas racistas y a la búsqueda de chivos expiatorios”, señalan las investigadoras mexicanas Cristina Oehmichen-Bazán y María Dolores Paris-Pombo, quienes analizaron esta cuestión, a la que denominaron “racismo sanitario”, durante la epidemia de A/H1N1 de 2009. Hoy –remarcan– los viajes de un continente a otro, de un país a otro, son multitudinarios. En un mundo tan interconectado como nunca antes en la historia de la humanidad, las formas simbólicas circulan más rápido aun que las epidemias. Estas formas simbólicas no surgen ni ocurren al azar. En efecto, el campo de la comunicación es un campo de poder, donde unos cuantos tienen la capacidad de imponer de manera persuasiva (o mediante la violencia simbólica) los significados.
Que no panda el cúnico, Chapulín colorado dixit
Luego de que Covid-19 fuese declarado emergencia de salud pública de preocupación internacional, el equipo de comunicación de riegos de la OMS lanzó la plataforma de información EPI-WIN, Red de Información para Epidemias, que monitorea las 24 horas los mitos, fake news y rumores que se propalan por Weibo, Twitter, Facebook, Instagran, LinkedIn, Pinterest, Tik Tok, Tencet, entre otras, con el fin de contraponer información cierta, rigurosa y comprobable, y evitar que cunda el pánico global. Tanto así que les solicitan que filtren los datos falsos y promuevan información precisa de fuentes creíbles como la OMS, los CDC y otras organizaciones sanitarias. Para destacar ha sido la conducta asumida, motu proprio, por Google que frente a la búsqueda “coronavirus”, inmediatamente devuelve: Coronavirus (COVID-19) Alerta SOS y proporciona links a textos producidos por la OMS, por ahora en los 6 idiomas oficiales de esa organización, aunque planea dar acceso pronto a información en mayor cantidad de lenguas. Como destacó el director general de la OMS, Tedros Adhanon Ghebreyesus: “En definitiva, para luchar contra el aluvión de desinformación, estamos creando un grupo de divulgadores de la verdad que informan sobre los hechos y desmienten los mitos”.
Centro de Divulgación Científica
Fuentes
Eysenbach, Gunther. Infodemiology and Infoveillance: Framework for an Emerging Set of Public Health Informatics Methods to Analyze Search,Communication and Publication Behavior on the Internet, 11(1), 2009. https://www.jmir.org/2009/1/PDF 2009 Journal of Medical Internal Research
Oehmichen-Bazán, Cristina y Paris-Pombo, María Dolores. El rumor y el racismo sanitario durante la epidemia de influenza A/H1N1. Cultura y representaciones sociales, 5(9), 2010.
World Health Organization. Novel Coronavirus (2019-nCoV). Situation report – 13, 2 February 2020. https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/situation-reports/2…
Links
Zarocostas, John. How to fight an infodemic. The Lancet.
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30461-X/fulltext
Hao, Karen and Basu, Tanya. The coronavirus is the first true social-media “infodemic”
MIT Technology Review.