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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una enfermedad se considera rara cuando el número de personas afectadas es menor de 5 cada 10.000 (0.05 % de la población mundial) y esto la convierte en desatendida, huérfana y olvidada. Olvidada por quienes deberían sospechar que el paciente que tienen enfrente puede padecerla, olvidada por quienes tienen que desarrollar los medios adecuados para detectarla, olvidada por quienes tienen que desarrollar una cura… en fin, olvidada por quienes son responsables de su diagnóstico y tratamiento.

¿Por qué se olvidan? ¿Porque no es rentable? ¿Porque nada le hace al mundo tener 5 personas menos de cada 10.000? Pero ¿cómo hacemos que las familias en las que todos sus hijos están afectados con la misma enfermedad comprenda que lo que ellos padecen es “raro”? Y aunque sólo un hijo esté afectado, ¿para qué padre cualquier hijo representa menos del 100 % de su vida?

La deficiencia de Coenzima Q10 (CoQ10) es todo eso: rara, huérfana, desatendida, olvidada, pero solo en algunos países. Lamentablemente uno de esos países es la Argentina.

Si bien la situación mundial es diferente, existe un gran vacío de conocimientos en lo que respecta al estudio de la CoQ10 en nuestro país. Como consecuencia de la escasez de conocimientos especializados en el área, se generan diagnósticos equivocados, se dificulta establecer la prevalencia real de la deficiencia de CoQ10 y se retrasan los desarrollos analíticos apropiados para su correcta evaluación, así como la generación de medicamentos eficaces para su tratamiento.

Sumado a ello, las empresas farmacéuticas se muestran renuentes a la producción de tales medicamentos en condiciones normales de mercado, ya que no hay una expectativa razonable de que el costo de poner en marcha su producción se restituya a través de la comercialización. Por todo ello estas patologías se encuentran “desamparadas” no sólo del interés del mercado sino también de las políticas de salud pública lo que se traduce en impedimentos para que mejore la calidad de vida de los pacientes con este tipo de patologías. Lo expuesto contribuye a concluir que la deficiencia de CoQ10 constituye una “enfermedad huérfana” en nuestro país.

¿QUÉ ES LA CoQ10?

La CoQ10 es un compuesto endógeno que se encuentra en todas las células del organismo. Inserta en las membranas celulares y con posibilidad de movilizarse a través de ellas, esta quinona es particularmente reconocida por su papel vital en el transporte electrónico de la cadena respiratoria mitocondrial, al favorecer la producción de ATP. La CoQ10, además, actúa como un potente antioxidante en la prevención del daño oxidativo del ADN, las membranas biológicas y las lipoproteínas, y también regenera a otros antioxidantes como la vitamina E, por lo que es asociada a numerosos procesos de estrés oxidativo.

La deficiencia de CoQ10 puede ser clasificada como primaria o secundaria. La primera, relativamente menos frecuente, fue relacionada con mutaciones autosómicas recesivas de diversos genes involucrados en su biosíntesis, que ocasionan enfermedades neuromusculares, mitocondriales y degenerativas con una grave presentación clínica que involucra degeneración motriz progresiva, pérdida de la memoria, dificultad en la deglución y diferentes grados de retraso mental.

Las deficiencias secundarias, por el contrario, que son de mayor prevalencia, tienen una presentación clínica más leve y se asocian con diversas patologías como fibromialgia, enfermedad cardiovascular, Alzheimer, Parkinson, Huntington, cáncer, diabetes, infertilidad masculina, embarazos de riesgo, entre otras.

No obstante, el tratamiento con CoQ10 presenta grandes beneficios terapéuticos ya sea por revertir las patologías, o bien mejorar la calidad de vida del paciente con resultados más favorables especialmente si el diagnóstico y el tratamiento se realiza durante la niñez. Por ello resulta fundamental el diagnóstico precoz de la deficiencia de CoQ10 y el inicio del tratamiento adecuado.

SITUACIÓN ACTUAL EN LA ARGENTINA

Hasta hace relativamente poco, en la Argentina no existía la posibilidad de realizar la determinación de CoQ10 en ninguna matriz puesto que no se habían desarrollado las metodologías analíticas adecuadas para tal fin. Como resultado, en caso de sospecha de déficit de CoQ10, las muestras debían ser enviadas al exterior con la consecuente demora en los resultados que podía ser de hasta un año y la elevación de los costos.

Desde 2010, en el Centro de Investigación y Control Farmacéutico (CIDEC) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, se puede realizar la determinación de CoQ10 en plasma, músculo, plaquetas y células de la mucosa bucal para el diagnóstico y el control postratamiento de pacientes que presentan deficiencias tanto primarias como secundarias de CoQ10. (Ver: http://www.uba.ar/noticia/14591)

En relación a la terapéutica, el único tipo de formulación disponible en la Argentina se limita a la forma de CoQ10 sólida (cápsulas o sellos) a nivel magistral. Sumado a la baja biodisponibilidad de esta forma farmacéutica que se prescribe en la actualidad, su uso es aún más problemático en neonatos, en pacientes pediátricos, en pacientes con patologías mitocondriales (que presentan una gran dificultad para ingerir sólidos) y en pacientes sondados, por lo cual el tratamiento resulta absolutamente inadecuado e ineficiente.

Ante la imposibilidad de deglutir la cápsula, los padres se ven obligados a colocar el contenido de la misma en agua para administrársela a sus hijos. Sin embargo, esta práctica, dada la insolubilidad de la CoQ10 en agua, disminuye notablemente la cantidad ingerida. Por otra parte, la administración en neonatos con deficiencia de CoQ10 se ve impedida puesto que estos pacientes habitualmente se encuentran sondados y la CoQ10 sólida queda parcialmente retenida en la sonda.

En respuesta a estos efectos negativos de las formulaciones sólidas, en el CIDEC desarrollamos una formulación líquida de CoQ10 que resultó ser fisicoquímicamente estable, de sabor agradable, de fácil dosificación y presenta un incremento en su biodisponibilidad de más de 4 veces respecto de las formulaciones sólidas disponibles en la actualidad. Esta formulación fue incluida en el CODEX Farmacéutico Argentino (2da. ed). Es de esperarse que la administración de estas formulaciones se traduzca en un mayor efecto terapéutico. (Nota relacionada: http://www.diariodeciencias.com.ar/farmacia-y-bioquimica-de-la-uba-desar…)

PERSPECTIVAS

El estudio de la CoQ10 es un campo que aún requiere investigación. Nuevos aportes científicos se publican a nivel mundial en relación a las deficiencias halladas en diferentes patologías, mayores beneficios terapéuticos y formulaciones farmacéuticas cada día más novedosas. Investigadores de diversos países preocupados por su estudio integran el International Coenzyme Q10 Association (ICQA) que se reúne cada tres años para sumar conocimientos en el área. Sin embargo, en nuestro país aún hay mucho camino por recorrer.

La evaluación de nuevas patologías que evidencien deficiencia de CoQ10, el desarrollo de mejores y más eficientes métodos analíticos para la correcta evaluación y diagnóstico preciso y el diseño de mejores formulaciones que puedan ser utilizadas por niños y adultos con el fin de mejorar la respuesta terapéutica son herramientas necesarias para que los pacientes y profesionales de la salud, especialmente pediatras y neurólogos infantiles, tengan acceso a los avances en el conocimiento de la CoQ10 para un manejo más eficiente de esta deficiencia.

CONCLUSIÓN

Desde el CIDEC, la CoQ10 ya no está sola, ni desamparada, ni olvidada en la Argentina y, por supuesto, tampoco las familias que necesitan que sigamos investigando.

Silvia Lucangioli. Profesora titular de Tecnología Farmacéutica I. Miembro del Centro de Investigación, Desarrollo y Control Farmacéutico (CIDEC), Departamento de Tecnología Farmacéutica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires. Investigadora independiente del Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICET).
Valeria Tripodi. Profesora titular de Química Analítica. Miembro del Centro de Investigación, Desarrollo y Control Farmacéutico (CIDEC), Departamento de Tecnología Farmacéutica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires. Investigadora independiente del Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICET). Miembro del International Coenzyme Q10 Association (ICQA)
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