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Los ácidos grasos de la familia omega 3 confieren flexibilidad y permeabilidad a las membranas, reducen el riesgo de deficiencias en la visión y el desarrollo neural de bebés y niños y disminuyen neuropatías en adultos mayores. También se han observado efectos en la prevención y el tratamiento de enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes, artritis, inflamación, desórdenes autoinmunes y cáncer.

Los lípidos que se encuentran en los alimentos, en su mayor parte están compuestos por triglicéridos que contienen una molécula de glicerol y tres ácidos grasos (AG). Desde el punto de vista químico, los AG son cadenas hidrocarbonadas que terminan en un grupo carboxilo en un extremo y en un grupo metilo en el otro.

La forma más común de clasificarlos es: por su grado de saturación, se dividen en saturados e insaturados (monoinsaturados y poliinsaturados); y por la longitud de su cadena, se pueden agrupar en cadena corta (4-6 carbonos), media (8-12 carbonos), larga (14-18 carbonos) o muy larga (20 o más carbonos).

De acuerdo con la posición del primer doble enlace de la cadena, contando a partir del extremo metilo, denominado omega (ω), existen tres familias de AG poliinsaturados: ω3, ω6 y ω9. Algunos AG se clasifican como “ácidos grasos esenciales” porque no pueden ser sintetizados por el organismo humano y además son necesarios para funciones vitales, estos son el ácido linoleico (AL) de la familia omega 6 y el ácido alfa linolénico (AAL) de la familia omega 3.

La dieta de nuestros antepasados tenía mucho menor contenido en grasa total (aprox. 21% de energía) y grasa saturada (7-8% de energía) que la actual. Contenía aproximadamente las mismas cantidades de ácidos grasos omega 6 y omega 3 y se cree que la proporción era de 1:1 ó 1:2. Las fuentes de los AG omega 6 y de los AG omega 3 eran plantas silvestres, animales y pescados. Con la llegada de la revolución industrial hubo un marcado cambio en la proporción ω6/ω3 en la dieta; el consumo de omega 6 se incrementó a expensas de los AG omega3.

Esto ha dado como resultado que la dieta occidental tenga un alto contenido de omega 6 debido al uso indiscriminado de aceites vegetales (ricos en omega 6), y un bajo consumo de productos marinos, obteniéndose en la dieta una proporción ω6/ω3 de casi 17/1.

Esto ha contribuido a incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas no trasmisibles.

¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LOS ÁCIDOS GRASOS DE LA FAMILIA OMEGA 3?

Confieren flexibilidad y permeabilidad a las membranas, reducen el riesgo de deficiencias en la visión y el desarrollo neural de bebés y niños y disminuyen neuropatías en adultos mayores. También se han observado efectos en la prevención y el tratamiento de enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes, artritis, inflamación, desórdenes autoinmunes y cáncer. Son considerados protectores de la salud cardiovascular al disminuir los niveles plasmáticos de triglicéridos y colesterol, previniendo la agregación plaquetaria, las arritmias y mejorando la microcirculación.

El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA)derivados del ácido alfalinolénicoexhiben potentes propiedades antiinflamatorias, ya sea a través de la generación de productos antiinflamatorios o bloqueando los agentes inflamatorios, por ello son de interés en enfermedades inflamatorias crónicas. Por otro lado, la importancia del DHA en la estructura y función del cerebro es universalmente aceptada por el mundo científico y puede ser utilizado como parte del tratamiento de múltiples neuropatologías.

Loa ácidos grasos omega 3 se distribuyen en diferentes alimentos. El AAL puede encontrarse en algunos aceites vegetales (lino, soja y canola), chía, nueces, maníes y aceitunas; el EPA y DHA en los aceites de pescados principalmente de aguas frías como salmón, atún, sardinas, caballa entre otras variedades, y también en algas.

En trabajos de nuestro grupo, en ratas Wistar al destete, se analizó una dieta desequilibrada en el perfil de ácidos grasoscuya fuente lipídica fuemanteca (rica en ácidos grasos saturados) y se comparó con un grupoalimentado con dieta control que contiene como fuente lipídica aceite de soja, durante 10 días. Cabe destacar que la concentración de lípidos fue adecuada según recomendaciones internacionales para el modelo experimental y la variable fue el tipo de grasa suministrada. En este período corto de alimentación, ya se observó aumento en los niveles de ácidos grasos de la familia omega 9 y disminución de los ácidos grasos esenciales en suero, timo e hígado.  

Al analizar los resultados, queda demostrado en forma contundente que la composición lipídica de los alimentos influye en corto tiempo sobre el perfil de ácidos grasos séricos, en timo e hígado, aún antes de modificar los niveles de colesterol y triglicéridos. Sin embargo, no se observaron modificaciones en el perfil de ácidos grasos en cerebro. Estos hallazgos sugerirían que el organismo trata de suplir las necesidades de ácidos grasos del cerebro a expensas de su modificación en suero. Por ello, no solo es importante tener en cuenta la cantidad de lípidos de la dieta consumida, sino también los diferentes ácidos grasos que la componen.

Considerando la importancia de los ácidos grasos omega 3 sobre la salud cardiovascular, sistema inmune y el desarrollo cerebral, seguimos las investigaciones en la cátedra de Nutrición de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, en el mismo modelo experimental durante tiempos cortos de alimentación. En estas nuevas experiencias se suplementó la dieta de manteca con distintas fuentes de omega 3 y se observó una respuesta positiva dependiendo de la composición de la fuentede omega 3 utilizada. Cuando se agregó aceite de pescado a la dieta, cuya fuente de lípidos era manteca, se observó en suero aumento de EPA y DHA, no modificando los bajos niveles de ácidos grasos esenciales (AAL y AL) provocados por las dietas ricas en ácidos grasos saturados con respecto al control. Cuando se suplementó con aceite de canola o lino o chía, no solo se vio aumento de EPA y DHA sino también de los niveles de AAL, ácido graso esencial de la familia omega 3.

Siendo la rata un buen modelo experimental para el estudio de ácidos grasos ya que son considerados nutrientes esenciales tanto en el hombre como en los roedores, los resultados obtenidos en rata en período de crecimiento activo es una herramienta útil para estudiar el efecto de la incorporación de diferentes fuentes aportadoras de ácidos grasos omega 3 en la dieta.

Los hallazgos refuerzan la necesidad de brindar educación alimentaria y proponer diversas estrategias hacia la industria, con sus nuevas tecnologías, con el objetivo de elaborar alimentos saludables y modificar los patrones de alimentación habituales en las poblaciones, logrando el equilibrio de las grasas de la dieta y sobre todo la elección de fuentes de lípidos más saludables, priorizando los ácidos grasos insaturados. El consumo de cantidades adecuadas de ácidos grasos omega 3 se hace cada vez más necesario. De acuerdo con las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), se recomienda consumir pescado dos o más veces por semana e introducir frutos secos.

Algunas tendencias indican que el consumo de suplementos podría ser una alternativa para obtener los efectos benéficos, sin embargo, se sabe quela ingesta de una dieta equilibrada que aporte alimentos ricos en omega 3 es la estrategia nutricional más recomendable para aprovechar al máximo los beneficios de estos ácidos grasos y optimizar la salud en general.

En resumen, los ácidos grasos omega 3 son nutrientes importantes que desempeñan múltiples funciones y benefician la salud cardiovascular, cerebral, ocular, cutánea y son antiinflamatorios. Es importante incluir en la dieta fuentes de omega 3, como pescados grasos, semillas de chía, nueces y aceite de lino, canola, para contribuir a una óptima salud y bienestar.

Bibliografía

Caroline Le Goff, Jean-François Kaux, Ludovic Leroy, Joël Pincemail, Jean-Paul Chapelle, Etienne Cavalier. Fatty Acids and Associated Cardiovascular Risk. Food and Nutrition Sciences. Vol.4 No.9A, 2013.

Feliu MS, Fernández I, Slobodianik N. Importancia de los ácidos grasos omega 3 en la salud. Actualización en Nutrición. Vol.22 N°1: 1-8, 2021.

Las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), 2019.

Simopoulos A. The importance of the ratio of omega-6/omega-3 essential fatty acids. Biomedicine & Pharmacotherapy, Volume 56, Issue 8, 2002, 365-379.

Slobodianik NH, Perris PD, Mambrin MC, Fernandez I, Feliu MS. Effect of Diets with Different Lipid’s Sources on Serum and Brain Fatty Acids Profile: Experimental Model. Endocr Metab Immune Disord Drug Targets. 2020; 20(4):625.

M. Fernanda Godoy es doctora en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires; jefa de trabajos prácticos, Cátedra de Nutrición. Facultad de Farmacia y Bioquímica. Universidad de Buenos Aires.

Anabel Impa Condori es bioquímica  por la Universidad de Buenos Aires, ayudante de primera,  Cátedra de Nutrición. Facultad de Farmacia y Bioquímica. Universidad de Buenos Aires.

Nora Slobodianik es doctora en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires; profesora titular consulta, Cátedra de Nutrición. Facultad de Farmacia y Bioquímica. Universidad de Buenos Aires.

Susana Feliu es doctora en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires; profesora adjunta, Cátedra de Nutrición. Facultad de Farmacia y Bioquímica. Universidad de Buenos Aires.