Comer en grandes cantidades para frenar la angustia, una conducta compulsiva que lo único que produce es culpa. En esta nota abordaremos las consecuencias del trastorno por atracón sobre la salud de los pacientes y los beneficios que puede traer en su tratamiento investigar en profundidad su relación con la búsqueda de sensaciones.
El aumento de la exposición a redes sociales y el uso de las plataformas de videoconferencias para actividades educativas, laborales y sociales ha generado un aumento en la preocupación por la imagen corporal y el aumento de peso, relata la doctora Valeria Pedrón en un artículo titulado “Preocupación por la imagen corporal en cuarentena”, publicado en Perfil. El estrés, la insatisfacción corporal y las emociones negativas pueden llevar a las personas a la sobreingesta de alimentos con un alto contenido de azúcar ya que poseen un efecto “reconfortante”, con el consecuente riesgo de desarrollar una patología alimentaria; riesgo que aumenta en la población vulnerable, explica Pedrón. La experta es licenciada en Psicología y doctora por la Universidad de Buenos Aires; es también profesora titular de neurociencias, investigadora y coordinadora del Instituto de Investigaciones de la Universidad del Salvador (USAL).
El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva, donde el individuo consume una cantidad de alimentos mayor a la que realiza el común de las personas en un período discreto de tiempo (aproximadamente dos horas), y está acompañado de la sensación de pérdida del control sobre la ingesta.
Durante la pandemia de Covid-19, la investigadora, junto con la médica psiquiatra Juana Poulisis y un equipo de laFacultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL, realizaron una encuesta para evaluar cómo había cambiado la percepción de la imagen corporal de la gente a partir de la cuarentena. De las 1307 personas que participaron el 45,7 % reportaba haber aumentado su preocupación por su imagen corporal, el 56 % reconocía haber incrementado su preocupación por subir de peso y el 70 % indicó que empezó a restringir el consumo de ciertos alimentos, señaló la investigadora en el artículo referido.
Pedrón remarca que todas las conductas de comprobación corporal y el miedo o preocupación por el aumento de peso predisponen a las personas vulnerables a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Además, enfatiza que las restricciones alimentarias no solo no garantizan la pérdida de peso, sino que son un factor importante desencadenante de las patologías de la conducta alimentaria1.
Fue incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) en 2013, y fue así reconocido como una categoría independiente; antes era considerado un trastorno de la conducta alimentaria no especificado.
Si bien no se dispone de estadísticas en la Argentina, el trastorno por atracón (TA) es el TCA más frecuente y el menos diagnosticado. Afecta a un 5 % de la población según la especialista, quien ejerce como psicóloga clínica en el Servicio de Psiquiatría de Adultos de la Fundación para la lucha contra las enfermedades neurológicas de la infancia (Fleni). Este trastorno fue incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) en el apartado de “Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y de la ingesta de alimentos” en 2013, y fue así reconocido como una categoría independiente, ya que antes era considerado un trastorno de la conducta alimentaria no especificado. Este trastorno está asociado con la obesidad a nivel global, con la disminución en la calidad de vida y con una mayor incidencia en el desarrollo de discapacidades, morbilidad y mortalidad.
Si bien no se dispone de estadísticas en la Argentina, el trastorno por atracón es el TCA más frecuente y el menos diagnosticado, podría afectar a un 5 % de la población.
El TA se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva, donde el individuo consume una cantidad de alimentos mayor a la que realiza el común de las personas en las mismas circunstancias en un período discreto de tiempo (aproximadamente dos horas), y está acompañado de la sensación de pérdida del control sobre la ingesta. A diferencia de la bulimia nerviosa, en el TA no se desarrollan conductas compensatorias inapropiadas como el vómito autoinducido, el uso excesivo de diuréticos o laxantes, el ayuno y el ejercicio físico excesivo. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) establece que deben presentarse al menos tres de los siguientes criterios: ingesta rápida, comer hasta experimentar una sensación desagradable de saciedad, comer sin hambre, comer en soledad por vergüenza; y/o experimentar sentimientos negativos sobre sí mismo luego de la ingesta.
Las conductas de comprobación corporal y el miedo o preocupación por el aumento de peso predisponen a las personas vulnerables a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.
Además, es habitual que estas conductas se mantengan en secreto, por lo que la persona en muchas ocasiones evita comer con otros o, si lo hace, come de manera normal frente a ellos, pero realiza atracones privadamente. Para establecer el diagnóstico de TA debe darse, al menos, un atracón a la semana durante tres meses, sin comportamientos compensatorios inadecuados recurrentes. La APA indica que además de iniciarse habitualmente en la adolescencia y en la edad adulta temprana, el TA también puede empezar a una edad adulta más tardía.
Numerosas investigaciones relacionan el nivel de la tendencia a actuar precipitadamente ante sentimientos de angustia con las probabilidades de desarrollar conductas de alimentación desregulada, como atracones, pérdida de control al comer o preocupaciones por la alimentación. A su vez, la búsqueda de sensaciones es otro factor que ha sido asociado al desarrollo de trastornos con características de tipo compulsivo, como el TA. Esta conducta puede ser definida como la necesidad de experimentar emociones y otras experiencias variadas, novedosas y complejas, y la inclinación a correr riesgos físicos y sociales.
Generalmente el tratamiento implica, como primera línea, un abordaje interdisciplinario para corregir aspectos clínicos, psicológicos y nutricionales. El abordaje psicológico permite trabajar sobre los disparadores emocionales de los atracones y reducir así los episodios, además de tratar las comorbilidades psiquiátricas y disminuir la preocupación excesiva por la imagen corporal. Mientras que un plan nutricional apropiado ayuda a reducir los hábitos inadecuados y poco saludables y tratar el exceso de peso, si lo hay. Como segunda línea se pueden utilizar una variedad de psicofármacos que ayudan a reducir los patrones de consumo compulsivo de comida y disminuir la frecuencia y severidad de los atracones.
Dado que el TA está vinculado a una amplia gama de trastornos de la salud mental, se vuelve relevante el estudio de los mecanismos subyacentes que lo vinculan con diversos trastornos del estado de ánimo. Asimismo, se justifica la realización de encuestas nacionales y mundiales actualizadas que recopilen información sobre la condición de la salud mental y las tasas de prevalencia entre las personas con TA. En línea con esta iniciativa, el grupo de investigación de Pedrón investiga actualmente la relación entre la búsqueda de sensaciones y la severidad del TA. Se espera que esta investigación brinde información que permita planificar e implementar estrategias de prevención e intervención en pacientes con este trastorno.
Micaela Canero es licenciada en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Estudiante de doctorado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica en el Laboratorio de Neurobiología de las Adicciones del Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA, UBA-CONICET). Se formó en comunicación científica en el Curso de Divulgación Científica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.
Fuentes
American Psychiatric Association (APA). Diagnostic and statistical manual of mental disorders DSM V. Arlington: American Psychiatric Publishing. 2013. https://www.federaciocatalanatdah.org/wp-content/uploads/2018/12/dsm5-manualdiagnsticoyestadisticodelostrastornosmentales-161006005112.pdf
Bray, Brenna; Bray, Chris; Bradley, Ryan; Zwickey, Heather. Mental health aspects of binge eating disorder: A cross-sectional mixed-methods study of binge eating disorder experts’ perspectives. Front. Psychiatry, 2022; Volume 13. | https://doi.org/10.3389/fpsyt.2022.953203
Brewerton, Timothy D.; Dansky Cotton, Bonnie; Kilpatrick, Dean G. Sensation seeking, binge-type eating disorders, victimization, and PTSD in the National Women’s Study. Eating Behaviors. 2018; 30:120-124. DOI: 10.1016/j.eatbeh.2018.07.001
Escandón-Nagel, Neli; Garrido-Rubilar, Génesis. Trastorno por Atracón: una mirada integral a los factores psicosociales implicados en su desarrollo. Revisión. Nutr Clín Diet Hosp. 2020; 40(4):108-115. DOI: 10.12873/404escandon
Pedrón, Valeria T. Preocupación por la imagen corporal en cuarentena. Diario Perfil, 9 de septiembre de 2020. https://www.perfil.com/noticias/opinion/columna-valeria-pedron-preocupacion-imagen-corporal-cuarentena.phtml
https://infomed.com.ar/trastorno-por-atracon-todo-lo-que-tenes-que-saber/
https://www.fleni.org.ar/patologias-tratamientos/trastorno-por-atracones-2/