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Se trata de una relación bilateral para la ciencia. Según expresó en entrevista exclusiva el doctor Daniel López Rosetti: “No hay uno de los dos órganos que predomine y además el mundo cognitivo está íntimamente vinculado a la función cardíaca”.

El corazón y el cerebro están íntimamente comunicados. Según el doctor López Rosetti –especialista en Clínica Médica y Cardiología, jefe del Servicio de Medicina del Estrés del Hospital de San Isidro– basándose en la teoría polivagal, el mundo cognitivo y emocional están relacionados con la función cardiológica aún en sus más mínimos detalles. No solamente con la frecuencia cardíaca sino también con la variabilidad cardiaca o VFC que tiene que ver con la exteriorización o manifestación emocional de tal función. El corazón está inervado –proceso en el que penetra en otro tejido– por el sistema simpático y parasimpático, este último está determinado por el nervio vago el cual lleva información al cuerpo y trae en un 80 % de fibras aferentes. “Al cerebro le interesa mucho lo que siente el corazón”, afirmó el entrevistado.

Al cerebro le interesa mucho lo que siente el corazón. Respecto a quién predomina en esta dupla la respuesta es que ellos son una unidad y existe una equidad.

Respecto a quién predomina en esta dupla –sostuvo– la respuesta es que ellos son una unidad y existe una equidad. “El cerebro tiene como epifenómeno la función cognitiva y emocional, lo que llamamos la sumatoria de mente”. “Cuerpo y mente –aclaró– para Espinoza son una misma cosa, por eso hablamos de una unidad”. Baruch Spinoza fue un filósofo holandés (1632-1677) para quien no había dualismo. Para él, alma y cuerpo no son entes separados, sino que se trata de una y la misma cosa.
La llamada “corazonada” para el entrevistado es la intuición, un fenómeno psicobiológico que existe y es epifenómeno de la unión mente-cuerpo que tiene varias teorías que lo explican como la somática Damasio o la llamada teoría del marcador somático. “La corazonada o intuición existe, son mensajes que el cuerpo le envía a la mente por vivencias pasadas que hacen que al revivir una nueva circunstancia el cuerpo y la mente sepan de que se trata”, afirmó. La hipótesis del marcador somático fue formulada por Antonio Damasio, neurocientífico y médico neurólogo de origen portugués quien hace una valoración sucinta del peso que la amígdala pueda tener en el proceso de toma de decisiones inconscientes.

“No se trata de creer o no creer –expresó López Rosetti– las intuiciones o corazonadas existen y hay evidencia científica. Están las llamadas intuiciones muy finas o expertas las cuales son desarrolladas a través del tiempo y de una misma actividad”.

“No se trata de creer o no creer –expresó López Rosetti– las intuiciones o corazonadas existen y hay evidencia científica. Están las llamadas intuiciones muy finas o expertas las cuales son desarrolladas a través del tiempo y de una misma actividad, como, por ejemplo, un médico o un cirujano que puede tener un ojo clínico más allá de lo cognitivo o un bombero que sabe dónde está el peligro y dónde no”.

EL NERVIO VAGO Y LA TEORÍA POLIVAGAL
El nervio vago está ramificado por muchas áreas de nuestro cuerpo. Tiene un papel fundamental en la influencia de los nervios craneales que regulan el compromiso social a través de la expresión facial y la vocalización.
Como seres humanos, anhelamos los sentimientos de seguridad y confianza en nuestras interacciones con los demás y aprendemos rápidamente a interpretar las señales que nos dicen que no estamos seguros. Precisamente por esto, a medida que vamos afianzando nuestras relaciones con otras personas, podemos establecer más fácilmente unos vínculos más sanos y experimentar una intimidad de mayor calidad con los demás.
La interocepción es el conjunto de procesos mediante los cuales el cerebro recibe, procesa y envía información acerca del estado en curso del organismo tales como contracciones viscerales, señales cardíacas, cambios de temperatura y dolor. Los estudios neurocognitivos de la interocepción cardíaca ofrecen una nueva plataforma dimensional y trasdiagnóstica para estudiar el origen, el funcionamiento y el impacto clínico de patologías neurológicas, psiquiátricas y autonómicas. Se trata de un potencial biomarcador común para tales enfermedades.

Los estudios neurocognitivos de la interocepción cardíaca ofrecen una nueva plataforma dimensional y trasdiagnóstica para estudiar el origen, el funcionamiento y el impacto clínico de patologías neurológicas, psiquiátricas y autonómicas.

El abordaje contempla aspectos claves de este dominio que han sido estudiados en cuadros clínicos diversos: el rol de las diferentes vías interoceptivas (principalmente, vagales y somatosensoriales) en el procesamiento de señales corporales internas, los mecanismos subyacentes a diferentes dimensiones interoceptivas (precisión, sensibilidad, aprendizaje, conciencia y metacognición) y la relación entre interocepción, emoción y cognición social. Para ello se considera evidencia conductual, neuroanatómica y neurofuncional; y se han discutido los resultados en el contexto de la investigación experimental y el ámbito clínico. Se evaluó el rol potencial de la interocepción como predictor de resultados clínicos, biomarcador de trastornos neurocognitivos y otros déficits relacionados; y el marco teórico para el desarrollo de nuevas ideas que permitan avanzar en el tratamiento y la prevención de múltiples trastornos. Se enfatiza la relevancia de este dominio para promover una síntesis, hasta ahora ausente, de déficits simultáneos entre diferentes patologías neuropsiquiátricas.
Finalmente, se prevén futuras líneas de indagación para el estudio de la conexión corazón-cerebro en áreas como la variabilidad de la frecuencia cardíaca: el corazón no late a un ritmo perfectamente regular como lo haría un metrónomo, la variación en el tiempo entre latidos consecutivos se conoce como variabilidad de la frecuencia cardíaca o VFC.

VARIABILIDAD DE LA FRECUENCIA CARDÍACA
Se trata de la medida de las variaciones latido a latido de la frecuencia cardíaca. En condiciones de buena salud el corazón no late a una frecuencia constante, sino que se va adaptando, adecuándose a la respiración y a los estímulos que vienen del entorno, reflejando así el equilibrio simpático-parasimpático del sistema nervioso que lo regula.
Necesitamos un sistema nervioso autónomo que sea dinámico, flexible, elástico y que responda con facilidad a los estímulos que recibimos tanto del exterior como del interior para poder adaptar nuestras funciones y en concreto nuestra frecuencia cardíaca a una condición de estrés ante la que tenemos que actuar o a un estado de relajación en el cual nos tenemos que regenerar y descansar. De esta manera, la frecuencia cardíaca no es la suma de latidos fijos, rígidos, idénticos sino una curva que resulta del conjunto de esas microoscilaciones latido a latido.

EL NERVIO VAGO Y LA TEORÍA POLIVAGAL
El nervio vago está ramificado por muchas áreas de nuestro cuerpo. Tiene un papel fundamental en la influencia de los nervios craneales que regulan el compromiso social a través de la expresión facial y la vocalización.
Stephen Porges, psiquiatra y neurocientífico estadounidense, director de Consorcio de Investigación del Estrés Traumático del Instituto Kinsey, Universidad de Indiana, Bloomington, se ha dedicado a estudiar el trauma. Desarrolló la teoría polivagal que explica cómo el sistema nervioso autónomo (SNA) interviene en la regulación de las vísceras, la interacción social, el apego y las emociones. Sus estudios postulan que el SNA está formado por dos ramas principales: la simpática, relacionada con la alerta (sudoración, enrojecimiento, tensión, etc.) y la parasimpática, que activa la relajación y la calma; y que serían como el acelerador y el freno de un coche. El SNA activa varios estados tras examinar el entorno inmediato del individuo. Su teoría fue usada para ampliar lo que se conocía sobre el sistema nervioso vegetativo.
El matiz que aporta Porges es que la rama parasimpática estaría dividida, a su vez, en dos diferentes.
Vago ventral. Evolutivamente más reciente, se encuentra mielinizado. Tiene relación con la conducta social y la comunicación interpersonal; activa la sensación de calma cuando ha pasado un peligro, y regula el tono cardíaco, las vísceras y los signos faciales cuando hay tranquilidad.
Vago dorsal. Es filogenéticamente más primitivo y no está mielinizado, al activarse provoca inmovilización.
La teoría polivagal de Porges tiene un valor crucial para los psicólogos porque permite entender por qué ante una situación que genera mucho estrés o miedo se produce parálisis a nivel corporal y, a nivel mental, provoca la disociación traumática de la personalidad y disociación somática.

SOMÁTICA DE DAMASIO
La hipótesis del marcador somático (SMH, por sus siglas en inglés) fue formulada por Antonio Damasio en su libro El error de Descartes (1994). En este trabajo se propone una explicación abarcadora de lo que es la hipótesis del marcador somático. En segundo lugar, se hace una valoración sucinta del peso que la amígdala pueda tener en el proceso de toma de decisiones inconscientes. Se concluye que la mayor valía de la SMH es haber terminado con la dualidad cerebro-cuerpo, pero que la hipótesis por sí misma no es suficiente para sostener que el proceso de toma de decisiones se realice principalmente a partir de lo que sentimos. El proceso de toma de decisiones, si bien se vale de respuestas inconscientes somatosensoriales, es un proceso físico-emocional-racional más complejo, que carece aún de suficientes evidencias para ser situado.

El proceso de toma de decisiones, si bien se vale de respuestas inconscientes somatosensoriales, es un proceso físico-emocional-racional más complejo, que carece aún de suficientes evidencias para ser situado.

CÓMO GESTIONA EL CUERPO SU VFC
Cuando la rama simpática está más activa, la frecuencia cardíaca suele aumentar y late a un ritmo más regular, lo que significa que la VFC disminuye.
Por otro lado, cuando la rama parasimpática es más activa, la frecuencia cardíaca disminuye. El corazón latirá para satisfacer las necesidades del cuerpo, pero no con un horario tan estricto como cuando la rama simpática está a cargo. En otras palabras, la VFC aumenta. Debido a estas características, la VFC es un gran indicador de equilibrio entre la actividad de las dos ramas del sistema nervioso autónomo. Por lo tanto, es una medida indirecta del estrés y a una mayor VFC significa menor tensión.
Investigadores de la Universidad de Notre Dame, Indiana, EE.UU., descubrieron un nuevo tipo de célula en el corazón que puede ayudar a regular la frecuencia cardíaca y podría ser una clave importante para comprender ciertos tipos de defectos cardíacos congénitos y otras enfermedades que involucran al corazón.
Las células, que se denominaron glía de nexo, se asemejan a células gliales críticas llamadas astrocitos del cerebro, según una investigación realizada en el laboratorio de Cody Smith, del Centro de Células Madre y Medicina Regenerativa, del Departamento de Ciencias Biológicas de esa universidad. Cuando se eliminaron las células recién identificadas, la frecuencia cardíaca aumentó, y cuando fueron privadas de un gen clave que impulsa su desarrollo glial, el corazón latía irregularmente. La investigación fue publicada recientemente en PLOS Biology.
Saber cómo funciona el cerebro, por qué y cómo recordamos, o entender la capacidad de retener las experiencias en la memoria, aunque sea parcialmente, puede resultar fascinante.

Las neurociencias comienzan a dar cuenta con más precisión de los pensamientos, los impulsos, las emociones, la consciencia y la toma de decisiones; asuntos que se creía que estaban exclusivamente ligados a la filosofía, a la ética, a la psicología y al psicoanálisis.

Las neurociencias comienzan a dar cuenta con más precisión de los pensamientos, los impulsos, las emociones, la consciencia y la toma de decisiones; asuntos que se creía que estaban exclusivamente ligados a la filosofía, a la ética, a la psicología y al psicoanálisis. En el libro Usar el cerebro del neurólogo argentino Facundo Manes se advierte que, en las últimas décadas, las neurociencias han tenido un enfoque multidisciplinario que incluye a psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos, matemáticos y, por supuesto, neurólogos, entre otros especialistas.
Aunque no hay una conexión definitiva entre el descubrimiento y los defectos cardíacos congénitos, estas células de la glía del nexo cardíaco se encuentran en el tracto de salida del corazón, el mismo lugar donde se encuentran muchos de los defectos cardíacos congénitos. El tracto de salida es una estructura que se forma durante el desarrollo y contribuye a una vía que conecta los ventrículos con las arterias que salen del corazón. El equipo de investigación descubrió las células primero en los corazones de pez cebra y luego confirmó su existencia tanto en corazones de ratones como humanos.
Anteriormente se pensaba que los astrocitos residían solo en el sistema nervioso central: el cerebro y la médula espinal. Los investigadores en el laboratorio de Smith se habían preguntado por qué los órganos que son inervados por el sistema nervioso periférico, que incluyen todos los nervios restantes del cuerpo, no parecían tener células gliales similares a los astrocitos. Si estos desempeñan un papel importante en la construcción y el mantenimiento de los circuitos neuronales en el cerebro, ¿por qué no existirían también en otros lugares?
Nina Kikel-Coury, primera autora del artículo y recién graduada del laboratorio de Smith, dijo que buscó células gliales similares a astrocitos en el corazón debido a la brecha en el conocimiento y porque ya se había encontrado células gliales en múltiples órganos, incluidos el páncreas, el bazo, los pulmones y los intestinos. Sin embargo, su función no siempre es clara.
Hoy se sabe que el órgano del cuerpo que controla y dirige nuestro comportamiento es el cerebro, pero esta idea no estuvo tan clara hasta el siglo pasado. Lo indudable de esta afirmación es que también ha existido un vínculo inevitable entre cerebro y corazón, aunque ambos estén localizados en lugares distintos tienen una relación bilateral.

Gracias al enfoque multidisciplinario de las neurociencias podemos repasar cómo funcionan el cerebro, el pensamiento, la conciencia y las emociones. Sin duda, conocer mejor la relación y el funcionamiento entre cerebro y corazón será tema de discusión inagotable.

Existe una conexión fundamental entre el sistema nervioso y las emociones. No importa, como decía Platón, que el cerebro sea el “divino órgano” porque está ubicado más cerca del cielo; hay que reconocer que gracias al enfoque multidisciplinario de las neurociencias podemos, desde esta nueva perspectiva, repasar cómo funcionan el cerebro, el pensamiento, la consciencia y las emociones. Sin duda, conocer mejor la relación y el funcionamiento entre cerebro y corazón será tema de discusión inagotable. Mientras, nuestro cerebro, ese que lo controla todo, seguirá atrapando recuerdos que el sistema de la memoria codificará, almacenará, recuperará y seguirá sintiendo.
El cerebro y el corazón son dos de los órganos fundamentales de nuestro cuerpo y uno no puede funcionar sin el otro, por lo que un correcto vínculo entre ellos es vital. “Ellos van juntos a la par”.

María Lorena Belotti, comunicadora social, periodista, coach ontológica profesional, especialista en Educación Emocional. UBA / Fundación ELAC. FM Late /directora infosaludybienestar.com.ar
Ronald Danny Zenteno, médico especialista en Terapia Intensiva, subespecialidad en Cardiología, docente en Ciencias de la Salud. Hospital HIGA Pedro Fiorito de Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires.
Se formaron en comunicación en salud en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM), Asociación Médica Argentina

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