Tocar o pellizcar determinadas partes del cuerpo o mirarse al espejo para controlarlas, al igual que, pesarse, medirse o compararse, entre otras, son conductas de chequeo o comprobación corporal que tienen el objetivo de evaluar el peso, la forma o el tamaño de éste. Estas son conductas de insatisfacción con el cuerpo y podrían estar relacionadas con alguna alteración en la conducta alimentaria.
La anorexia y la bulimia son los dos trastornos más conocidos en la población y se estima una prevalencia de alrededor 1 % para anorexia y del 3 % para bulimia en mujeres de entre 10 y 24 años. Además, se presentan mayormente en mujeres más que en varones, en una relación de 4 o 5 mujeres por cada varón, según un comunicado de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Asimismo, esta afirma que, entre las mujeres jóvenes que presentan algún grado de disconformidad con su imagen corporal el cual impacta en sus conductas alimentarias, casi una de cada tres presenta patologías vinculadas a los trastornos de la conducta alimentaria o TCA, como anorexia o bulimia.
Los trastornos de la conducta alimentaria se definen como una alteración en la forma de alimentarse que impacta en la salud física y psicosocial; son afecciones de salud mental, no un estilo de vida.
Por un lado, esto nos habla de una sociedad que presiona fuertemente sobre la imagen corporal ideal que deben tener los individuos para sentirse incluidos, y que esta presión incide más fuertemente en las mujeres que en los varones. Por otro, sugiere que cuando esta disconformidad afecta la conducta alimentaria, muy posiblemente la salud se vea perjudicada.
En este sentido, un estudio publicado en 2013 y realizado en estudiantes de entre 12 y 19 años de la provincia de Buenos Aires confirma las diferencias en la conformidad con el peso corporal entre varones y mujeres. Las mujeres mostraron una tendencia tres veces mayor a percibirse con exceso de peso, y una preocupación y disconformidad con el cuerpo tres veces más frecuente (24,5 %) que los varones (8 %). Además, encontró que la cuarta parte de los encuestados realizaban dietas sin indicación médica con el propósito de bajar de peso; en este caso, realizada por el 30 % de las mujeres y el 21 % de los varones que se percibían con exceso de peso.
La anorexia y la bulimia se presentan mayormente en mujeres más que en varones, en una relación de 4 o 5 mujeres por cada varón, según la Sociedad Argentina de Pediatría.
Esta situación de disconformidad con el cuerpo se agravó debido a la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento obligatorio. Por un lado, si bien no hay datos oficiales, distintas entidades que trabajan con pacientes de TCA observaron un aumento en las consultas. La SAP informa que, al abrirse los consultorios, la cantidad de pacientes con estas condiciones aumentó considerablemente respecto al comportamiento histórico. A su vez, el Centro Especializado en Desórdenes Alimentarios (CEDA) informa que el número de consultas por anorexia y bulimia de adolescentes y jóvenes de entre 11 y 20 años ha aumentado un 50 % desde el comienzo de la pandemia. Por su parte, la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia (ALUBA) advierte sobre un 40 % de reactivaciones sintomáticas incluso en pacientes próximos al alta.
La situación de disconformidad con el cuerpo se agravó debido a la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento obligatorio. Si bien no hay datos oficiales, distintas entidades observaron un aumento en las consultas.
Por otro lado, el aislamiento social preventivo y obligatorio repercutió en los comportamientos y el acceso al sistema de salud de aquellos jóvenes más vulnerables. La pérdida de contacto con los pares, el sedentarismo de la cuarentena, la interrupción de las rutinas diarias y las limitaciones de las actividades al aire libre, sumados al uso de redes sociales y la exposición a contenidos relacionados con la cultura de la dieta, el miedo al contagio y las tasas elevadas de estrés y afecto negativo, tuvieron efectos negativos en la incidencia y severidad de los TCA.
PERO ¿QUÉ ES UNA ALTERACIÓN EN LA CONDUCTA ALIMENTARIA?
Los trastornos de la conducta alimentaria se definen clásicamente como una alteración en la forma de alimentarse que impacta en la salud física y psicosocial de las personas; son afecciones de salud mental, no son un estilo de vida. Implican, en la mayoría de los casos, alteraciones sobre cómo se piensa sobre la comida y sobre el cuerpo. Estas pueden causar un gran deterioro de la salud física y en la capacidad del sujeto para adaptarse, funcionar, desenvolverse e interactuar en el ámbito social y personal.
Así mismo, son afecciones médicas, afectan la capacidad del cuerpo para obtener una nutrición adecuada. Esta malnutrición puede provocar problemas de salud como enfermedades cardíacas, renales o metabólicas y, en última instancia, hasta pueden desencadenar la muerte. Sin embargo, hay tratamientos que pueden ayudar al paciente a cambiar sus conductas y la forma de relacionarse con la comida.
¿CUÁLES SON LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS?
Quienes padecen anorexia nerviosa comen cantidades muy pequeñas de alimentos, tienen miedo de ganar peso o se ven a sí mismos con sobrepeso, incluso cuando el peso es inferior al mínimo normal. Además, en algunas ocasiones, pueden realizar “purgas” después de comer; esto significa, vómitos autoinducidos, uso de laxantes, diuréticos o enemas. La anorexia está asociada a un peso bajo, a la malnutrición y a alteraciones en el funcionamiento del cuerpo. Es el menos común, pero a menudo es el más grave porque tiene la mayor tasa de mortalidad.
Las personas con bulimia nerviosa también muestran gran insatisfacción con sus cuerpos, pero en vez de restringir la alimentación realizan atracones, esto es una ingesta compulsiva en la que sienten que no tienen el control, seguido de sentimientos de culpa, vergüenza y angustia y conductas compensatorias inapropiadas. Estas conductas pueden ser el vómito autoinducido, el uso excesivo de diuréticos, laxantes u otros medicamentos, ejercicio en exceso y ayuno. La bulimia no necesariamente está asociada a un peso bajo ni alto, sin embargo sí está asociada a riesgo significativamente alto de mortalidad por suicidio o por complicaciones en la salud resultado de las conductas compensatorias. Es posible que una persona con bulimia transite a una anorexia y tenga episodios de cambio entre ambos trastornos. Así también, otro subgrupo de personas con bulimia puede dejar de realizar conductas compensatorias, por lo que sus síntomas cumplen con los criterios del trastorno por atracón.
El trastorno por atracón, al igual que la bulimia, está caracterizado por la ingesta compulsiva, y también suele estar acompañado de la sensación de pérdida del control sobre la ingesta, de sentimientos de culpa, vergüenza y angustia. Sin embargo, no presenta conductas compensatorias después del atracón. Este trastorno está asociado a la obesidad, a la disminución en la calidad de vida y a una mayor incidencia en el desarrollo de discapacidades, morbilidad y mortalidad. Será abordado en detalle este trastorno en una nota complementaria de Farmacia y Bioquímica en foco1.
El trastorno de evitación y restricción de la ingesta de alimentos (TERIA) generalmente tiene inicio en la infancia y se caracteriza por la selectividad y el rechazo de los alimentos. En este caso, la persona no experimenta distorsión de la imagen corporal ni temor a subir de peso, sino que rechaza el alimento por diversos motivos: sentimiento de asco, miedo a atragantarse o vomitar o desinterés por el alimento, y como resultado, no alcanza el requerimiento nutricional o peso acorde con su edad, pierde peso significativamente o interfiere en su funcionamiento psicosocial.
La pica consiste en la ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias, como tierra, yeso, barro o arcilla, piedras, papel, ceras de colores, cabello, y hasta heces.
El trastorno de rumiación consiste en la regurgitación y remasticación repetida de los alimentos ingeridos, sin náuseas, arcadas involuntarias ni desagrado y no se puede atribuir a una afección gastrointestinal asociada u otra afección médica.
Entre los trastornos pueden citarse: bulimia, anorexia, trastorno por atracón, trastorno de evitación y restricción de la ingesta de alimentos, pica, rumiación, ortorexia, vigorexia.
También existe un subgrupo de trastornos no especificados (TCANE) que reúne una serie de enfermedades reconocidas por sus particularidades y perjuicios para la salud física y mental, entre los que se destacan la ortorexia y la vigorexia.
La ortorexia se caracteriza por una marcada selectividad en los alimentos a partir de la preocupación excesiva por su composición nutricional. De esta forma la persona excluye de sus hábitos grupos de alimentos necesarios para un estado nutricional adecuado.
En la vigorexia, también llamada dismorfia corporal, la persona padece de preocupación excesiva por la composición corporal y la apariencia física. A partir del interés obsesivo por la masa muscular, puede desarrollar conductas alimentarias restrictivas, compensatorias y riesgosas para el estado de salud, compatibles con trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia nerviosa.
¿QUIÉN PUEDE SER SUSCEPTIBLE?
Se habla de factores de riesgo para definir características individuales y relaciones con el entorno que facilitan la aparición y desarrollo de un TCA. La Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (ACAB), de España, en su página distingue factores individuales, familiares y sociales. Entre los individuales, puede mencionarse la predisposición genética y las características fisiológicas. Puede existir una transmisión familiar de algunos TCA o de las afecciones asociadas, así como la obesidad en la infancia y el desarrollo puberal temprano pueden aumentar el riesgo. Los rasgos de personalidad también ocupan un lugar muy importante en el origen de los TCA.
Determinados rasgos del temperamento y carácter aparentemente podrían ser determinantes en la presentación, el origen, el curso y la evolución del trastorno. Por último, la adolescencia es una etapa del desarrollo en la que la personalidad, la autoestima y el rol social de la persona se desarrollan y, por tanto, es más vulnerable a una presión social excesivamente elevada.
Entre los factores familiares se incluye la falta de una estructura familiar estable y segura, un ambiente sobreprotector con una dinámica rígida, controladora y exigente o con cambios traumáticos, como factores que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar un TCA.
Entre los factores sociales remarca el modelo de belleza imperante, el valor social que adquiere ese modelo en medios de comunicación y redes sociales, deportes y profesiones que ejercen presión por la imagen o el peso, las críticas y burlas, el sistema de tallas y, por último, las páginas e influencers que hacen apología de la anorexia y la bulimia reforzando conductas patológicas y brindando trucos para adelgazar y a engañar familiares y amigos.
Sin embargo, la presión del medio por el peso y la forma del cuerpo o por la alimentación aumenta el riesgo a desarrollar preocupaciones aumentando el riesgo a desarrollar un TCA. Otros factores que pueden favorecer la aparición de TCA son los genéticos y fisiológicos. La evidencia general es que se trata de un trastorno multifactorial.
¿PUEDO DARME CUENTA DE QUIÉN LO PADECE?
La ACAB también menciona que existen señales de alerta que podemos reconocer, comportamientos que podrían estar relacionados con un TCA. Sin embargo, no son criterios de diagnóstico, no permiten definir su presencia, por lo que es recomendable recurrir a un profesional en caso de detectarlas. Estas señales pueden estar relacionadas con la comida, como uso de dietas restrictivas, interés exagerado por las recetas de cocina, sentimientos de culpa, evitar comer en familia, la rapidez con la que se acaba la comida en la casa o encontrar comida escondida o tirada. También pueden estar relacionadas con el peso como la pérdida de peso injustificada, el miedo y rechazo exagerado al sobrepeso o la práctica de ejercicio físico de forma compulsiva con el único objetivo de adelgazar; o puede estar relacionado con la percepción errónea de su peso corporal o con el comportamiento, como irritabilidad y agresividad, aislamiento progresivo, comportamientos manipuladores y mentiras y disminución del rendimiento académico o laboral.
¿QUÉ PUEDO HACER SI ALGUIEN CERCANO PADECE ALGÚN TCA?
La ACAB aconseja que, en caso de conocer a alguien que pudiera estar transitando un trastorno alimentario, sería conveniente hablar con la persona de las actitudes observadas y que nos preocupan. Indica que es muy importante ser honesto, directo y comprensivo; explicando tranquilamente y con detalle lo que notamos y transmitirle nuestra preocupación e interés en ayudar. Nunca se debe acusar ni condenar, por el contrario, es aconsejable sugerir la búsqueda de ayuda profesional y ofrecer compañía.
Agrega que si la persona se resiste a ser ayudada o niega el problema no es conveniente guardar silencio, ni tampoco obligarla a buscar ayuda. Por el contrario, nos indica que es conveniente hacerle saber a dónde puede ir o llamar para pedir información, y reafirmarle la disponibilidad a hablar del problema cuando considere oportuno. Aconseja no pelear por el tema de la comida o del peso y, por último, indica que es más probable que alguien que padezca un trastorno alimentario busque ayuda cuando es tratada con respeto y comprensión.
Micaela Canero es licenciada en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Estudiante de doctorado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica en el Laboratorio de Neurobiología de las Adicciones del Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA, UBA-CONICET). Se formó en comunicación científica en el Curso de Divulgación Científica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.
Fuentes
ALUBA-FUNDALUBA. Cambios en la conducta durante la cuarentena. https://aluba.org.ar/blog/cuarentena
Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia. Trastornos de conducta alimentaria. https://www.acab.org/es/los-trastornos-de-conducta-alimentaria/que-son-los-tca/factores-de-riesgo-y-sintomas/
Centro Especializado en Desórdenes Alimentarios (CEDA). https://www.cedaonline.com
Ortale, M. S., Santos, J. A., Oyhenart, E. E., Quintero, F. H., & Aimetta, C. (2013). Hábitos alimentarios, estado nutricional y percepción del cuerpo en jóvenes escolarizados de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. En XXIX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, 2013, Santiago de Chile, Chile. Asociación Latinoamericana de Sociología. https://host170.sedici.unlp.edu.ar/server/api/core/bitstreams/2ad23b21-5a55-4174-afd0-50fa535e971c/content
Sociedad Argentina de Pediatría. Covid-19 y cuarentena: Destacan la importancia de detectar los Trastornos de la Conducta Alimentaria en fases iniciales. https://www.sap.org.ar/uploads/archivos/general/files_trastornos-alimentarios-covid-19-06-20_1624570351.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=Eaj_kVOPrO8
https://www.austral.edu.ar/los-trastornos-en-la-conducta-alimentaria-afectan-la-salud-fisica-y-emocional/