Varios miles de millones de personas cada día desechan plásticos a la basura doméstica, a través de la orina excretan los residuos de medicamentos que ingieren, incluso drogas de abuso; las industrias vierten sus efluentes a las aguas, no siempre con debido tratamiento; los criadores de animales y los agricultores utilizan sustancias para la protección de animales y plantas y contaminan ríos y cursos de agua… Bueno, podría decirse que son liberados al ambiente en pequeñas cantidades. Pero con el pasar del tiempo se van incorporando nuevas sustancias. Y además se dispersan, de hecho ya se los puede hallar hasta en las aguas antárticas. Son los denominados contaminantes emergentes.

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Investigadores de la cátedra de Salud Pública e Higiene Ambiental estudian bacterias aisladas en cursos de agua altamente contaminados de Buenos Aires, capaces de degradar compuestos llamados emergentes, por ejemplo, un desinfectante ampliamente utilizado, un antibiótico de uso frecuente veterinario y un antiinflamatorio no esteroide de uso masivo. Además diseñan biorreactores, método de tratamiento biológico para depurar aguas y efluentes que puedan contener esos contaminantes. Proponen también un método indirecto de detección de contaminantes emergentes.

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