LA TRANSFORMACIÓN DESEADA. 30 AÑOS DE LA ASESORÍA PEDAGÓGICA

Lanzada en 2016, Tik Tok cuenta hoy con mil millones de usuarios. Para quienes no la conocen bien, se trata de una plataforma de videos de entre 3 y 60 segundos compartidos por los usuarios. Podría seguir describiendo esta red social, pero sólo me interesa concentrarme en esta cualidad respecto de la brevedad del tiempo de atención requerida. Probablemente porque cuando entramos a la Facultad hace 30 años, las clases duraban 6 horas, así de contundente el dato.

 

Con toda la razón me dirán que estoy comparando peras con manzanas. Sin embargo, estoy convencida de lo que digo. Las clases no pueden ser las mismas en un contexto de cambio tan abrupto y perturbador. Me permito, entonces, invitarlos a reflexionar en torno a cómo contemplamos nuestras prácticas en este marco.

Porque a partir de este análisis podremos recuperar las experiencias de valor formativo, instalando a la enseñanza y el aprendizaje en la facultad como una preocupación central en el horizonte político, social y cultural.

En palabras de Paulo Freire, retomadas por Mariana Maggio, en el marco de un horizonte de transformación.

Esta IV Jornada de Relatos de experiencias* da cuenta de este camino recorrido en términos de seguir pensando cómo enriquecer, desde las propuestas pedagógicas, las prácticas de la enseñanza de nuestra Facultad. Nuestro objetivo es en este día reflexionar, analizar, encontrar puntos en común y desafíos para la enseñanza.

Podría detenerme acá, pedirles que piensen conmigo.

Ya el título del conversatorio es una afirmación optimista. “La transformación de las prácticas de la enseñanza en la Facultad de Farmacia y Bioquímica en los últimos 30 años”. Habla de transformación, con la certeza de que lo logramos.

Me gustaría compartir con ustedes, las consignas de la 1ra. clase de Prácticas de la enseñanza que di en la Facultad. Les voy a pedir que piensen las respuestas y, si se animan, las respondan.

1. ¿A qué elementos de su práctica le otorga mayor valor?

2. ¿Qué modificaría de su propia práctica?

3. ¿Qué elementos necesita para mejorar sus clases?

4. Enuncie 3 problemas que quisiera resolver y puede hacerlo, 3 para los que necesita ayuda y 3 que cree que no puede resolver por ahora.

5. ¿Qué le gustaría que dijeran de usted sus alumnos a lo largo de los años cuando lo recuerden?

 

Todos los que fueron mis alumnos han pasado alguna vez por este ejercicio que es un profundo trabajo de reflexión. Estas son preguntas esenciales alineadas con aquellas que íbamos a leer unos años después, en 2007, formuladas por Ken Bain, en su maravilloso libro Lo que hacen los mejores profesores universitarios.

1. ¿Qué hace grande a un profesor?

2. ¿Cuáles son los profesores que recuerdan los estudiantes mucho tiempo después de graduarse?

 

Su respuesta es breve, no es lo que hacen, es lo que comprenden estos mejores profesores. La forma particular en la que comprenden su disciplina y valoran el aprendizaje de sus alumnos, desafiándolos y provocando en ellos respuestas apasionadas.

Porque, básicamente, los profesores creen firmemente en dos cosas: una, que la enseñanza importa y dos, que los estudiantes pueden aprender.

Lo cierto es que, cuando empezamos a dar clases, nuestros alumnos eran más expertos que nosotros. Muchos eran adjuntos, profesores, JTP. Nos llamaban las chicas de Belisario**, en una sociedad totalmente diferente. Hoy sería políticamente incorrecta esa afirmación que se hacía desde la inocencia de lo desconocido.

Con el correr de los años nuestros alumnos fueron cambiando y nosotros también. Fuimos entramando ojos expertos y novatos en la construcción de nuestros modos particulares de enseñar y aprender en esta casa.

Tengo muchas anécdotas de esos primeros tiempos, pero para ilustrar, una perlita:

Cuando los pedagogos hablábamos de relación docente/alumno, nuestros interlocutores, o sea ustedes, entendían ratio: una relación cuantificada entre dos magnitudes que refleja una proporción. Nosotros, en cambio, hablábamos de vínculo. Nos costaba entendernos hasta con las palabras.

Edith Litwin nos enseña que los novatos, a medida que avanzan en el discurso, preguntan a sus estudiantes si entienden el tema que se está desarrollando. En cambio, los expertos realizan preguntas provocativas que invitan a la reflexión. Creo que los que estamos acá tenemos construidos años de trabajo compartido y sabemos de qué hablamos cuando pensamos en las prácticas que queremos y necesitamos para la Facultad.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Tomo prestadas los versos del poeta Pablo Neruda en 20 poemas de amor y una canción desesperada, más precisamente el poema número 20, así no tenemos confusiones.

En qué cambiamos y en qué nos transformamos a lo largo de estos 30 años, es la gran pregunta. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…

Creo que la cuestión fundamental que transformó nuestras prácticas, es la mirada hacia el otro, el alumno que aprende.

Hace 30 años el formato de las clases, que, en algunos casos no incluía la presencia real de los alumnos, las llamábamos, un poco en broma, un poco en serio: “clases con prescindencia de alumnos”.

Hoy, solo los títulos de cada una de las presentaciones que han hecho, dan cuenta de la inclusión genuina de los alumnos en las clases, la preocupación por enseñar y por aprender en la Facultad, está presente en cada relato.

Enseñar y aprender son ejercicios en colaboración. Los alumnos y los profesores conformamos una comunidad pedagógica.

Así que, como buenos expertos que somos, voy a lanzar las grandes preguntas provocativas que, en este caso, tomarán las formas de estos relatos de experiencias, de los buenos desafíos que aún nos quedan para mejorar la enseñanza.

 

De todo quedaron tres cosas:

la certeza de que estaba siempre comenzando,

la certeza de que había que seguir

y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.

 

Hacer de la interrupción, un camino nuevo,

hacer de la caída, un paso de danza,

del miedo, una escalera,

del sueño, un puente,

 de la búsqueda ... un encuentro.

Fernando Pessoa

 

 

Gabriela Hara es especialista en el programa "Hacer Escuela", Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), rectora de la escuela secundaria Centro Educativo Toratenu, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y asesora pedagógica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA).

 

Notas

*La exposición que reproducimos en FFyB En Foco fue presentada en el Conversatorio “La transformación de las prácticas de enseñanza en la Facultad de Farmacia y Bioquímica en los últimos 30 años”, a cargo de la Lic. Gabriela Hara y la presentación del libro Las prácticas de enseñanza en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires en el marco de la pandemia por COVID-19 de 2020.

**El profesor doctor Belisario Fernández fue el promotor y el sostén principal del Área Pedagógica, que en aquel momento se llamaba Asesoría Pedagógica. Fue quien nos entrevistó y conformó el primer equipo dirigido por Graciela Krichesky. Un mentor para el Área.

 

 

Categoria: 
Experiencias
Facebook Twitter Share

Dejar un comentario

Boletines

Subscribase para recibir aviso de nuevas noticias.