“Un día de noviembre de 1919 me dijo Sánchez: ´Tengo un proyecto y deseo su apoyo´. El proyecto era la creación del Doctorado en Bioquímica y Farmacia. Quería elevar la dignidad científica del farmacéutico. Y nos pusimos a la obra. ¡Admirable proyecto! Él fue el arquitecto y el constructor, yo apenas un simple auxiliar. ¡Qué paciencia, sabiduría, experiencia, conocimiento de los hombres, afán de superación, presidieron el nacimiento de aquel plan de estudios! Y después las luchas contra los enemigos de adentro y los enemigos de afuera; los primeros agazapados en algunos círculos, que parecían tener celo de esta hermana menor, que hacía rato había llegado a la mayoría de edad; y los segundos, los enemigos de afuera, de otras Facultades de la Universidad, que pugnaban por mantener hegemonías sin justificación.
Pero este hombre, con apariencias de cordero, llegado el momento resultó un león. He vivido sus angustias, sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desalientos, en una lucha continua, áspera, ingrata, pero que terminó con victoria”.
“Lo digo sin jactancia: Sánchez me conquistó todo entero y me constituí en un segundo representante de la Escuela de Farmacia”.
(Dr. en Medicina Osvaldo Loudet, propulsor del Doctorado en Bioquímica y Farmacia, en Médicos argentinos, 1966)


