DROGAS DE SUMISIÓN QUÍMICA

Las drogas de abuso a veces no son utilizadas solo con el fin de obtener una recompensa en la esfera psíquica sino que, paralelamente a ello, desde hace tiempo vienen detectándose hechos delictivos concebidos con sustancias denominadas de sumisión química, que incluye la pérdida de la conciencia y el poder de defensa ante la agresión externa por acción de terceros, ya sea para casos de abuso sexual o hurto. En ciertas oportunidades incluyen la utilización de sustancias que hemos escuchado como burundanga, escopolamina, éxtasis líquido, entre otras, vinculadas a las denominadas drogas por contacto o de absorción dérmica, pero ¿todo esto es una apreciación correcta? Pues… no siempre.

 

Los distintos relatos manifestados por las víctimas indican que ante un leve roce con las manos, polvos o papeles ofrecidos por un desconocido en la calle, los transportes públicos, las fiestas, las reuniones, los lugares bailables, por citar algunos ámbitos públicos, percibieron síntomas como desvanecimiento, taquicardia, piel seca, entre otros, que se atribuyen a sustancias aplicadas en la piel o por aerosol en un ataque con fines delictivos. La más nombrada y relacionada con el término burundanga es la escopolamina (de efectos cortos, 1 a 4 h), se trata de una sustancia afín a la atropina de usos medicinales antimuscarínicos, depresora del sistema nervioso central —mareos, náuseas, antiespasmódico, etc.—, que se encuentra en las plantas solanáceas y las cuales los delincuentes han sabido alterar o aumentar sus dosis para producir estados de pasividad de la voluntad de defensa, convulsiones, psicosis, estupor, arritmias etc., usándolas así en su provecho. Pero, lamentablemente, a veces no se sabe a ciencia cierta si es correcto vincular en forma directa a la escopolamina, ya que burundanga no es una droga como tal, el término significa “brebaje” y obedece a sustancias que provienen naturalmente de arbustos nativos de centro y sudamérica, como el cacao sabanero o el borrachero.

La más popular en nuestra región como variedad vegetal es la Brugmansia candida, una planta de uso ornamental, si bien en otros países han causado graves estragos el beleño, la belladona, la mandrágora, etc. En oportunidades presentadas en forma de polvo debido a un proceso químico previo donde intervienen sustancias como acetato de plomo, procesos de aplicación de corriente sulfhídrica, filtrado y cristalización con solventes como acetona, éter; y en otras oportunidades, con procedimientos más caseros, como la obtención mediante infusiones reiteradas de las campanitas o semillas, filtrados, maceración con alcohol etc., de dudosos resultados, pero no imposibles. El agravante es que en esos preparados no está sola y puede ser confundida con otras sustancias.

 

GHB

Cabría destacar que dentro de esta categoría también existen otras sustancias de “sumisión química”, entre ellas la tristemente célebre GHB (gamma-hidroxi-butírico) droga psicotrópica sedante ubicada dentro de la Lista II de la Ley 19303 Drogas. Normas para su comercialización, circulación y uso. Fue sintetizada en el siglo XIX y utilizada como sedante y anestésico, aunque hoy se la usa casi exclusivamente para la narcolepsia y tratamientos contra la adicción al alcohol.

Ha sido falsamente denominada “éxtasis líquido”, ya que nada tiene que ver con el MDMA (éxtasis), es de origen sintético aunque también se produce dentro del organismo humano en cantidades mínimas. Hace ya tiempo ha llegado a los boliches bailables y otros lugares de reunión con el objeto de reducir levemente la tristeza, el estrés, provocar euforia, aumentar la sociabilidad, la empatía, la libido, etc., algunos han manifestado efectos parecidos al alcohol. Lamentablemente no es todo lo que puede llegar a producir, ya que conlleva un riesgo adicional de náuseas, vómitos, inmovilidad, sueño, trastornos cardíacos y respiratorios, coma y hasta la muerte.

 

GBL

Es dable destacar que el precursor químico del GHB es la gama-butirolactona, GBL, de efectos anestésicos sedantes. Ambas sustancias son líquidos oleosos, inodoros incoloros y de un sabor levemente salado, usadas en la industria como disolvente de pinturas, quitamanchas etc. y que también pueden utilizarse para aumentar el rendimiento deportivo, el placer y el rendimiento sexual. Ambas por separado poseen efectos similares ya que la GBL dentro del organismo humano se transforma en GHB. También se encuentran dentro del listado del Decreto 560/19, de la Ley Penal de Estupefacientes 23737.

Su presentación es en pequeños envases de vidrio (estas sustancias pueden disolver plásticos), se las puede beber cuando están en forma líquida o en polvo (mezclado con agua), además, con menor frecuencia, se las puede ingerir en tabletas. Que se obtiene recompensa sí; sumisión química, también. Ahora bien, que esto ocurra “por contacto”… creemos que no.

Por otro lado, no debemos ignorar el tema de las “dosis”. Como una simple referencia, la escopolamina también puede ser presentada en parches que se colocan en la piel detrás de la oreja para prevenir las náuseas y los vómitos causados por el mareo por movimiento o medicamentos utilizados en cirugías, que deben dejarse colocados un mínimo de 4 horas y hasta 3 días. En ese lapso liberan aproximadamente 1 mg; en tanto, si quisiera lograrse la “sumisión química” deberíamos contar con más de 60/80 mg según el peso y otras cuestiones. Como podemos observar, no resulta nada práctico para los usos buscados que comentamos en este artículo.

Según algunos especialistas, y a lo cual adhiero, no se puede atribuir esos efectos a las drogas por contacto: perfumes, aerosoles, cremas; tampoco al hecho de ser mezcladas con benzodiacepinas para producir sueño (como también se ha rumoreado), debido a que para ser efectivas se las debería utilizar en grandes cantidades o bien debiera friccionárselas de modo también prolongado. Por otra parte, mientras se metabolizan y alcanzan su efecto, llamarían la atención, lo que daría tiempo para lanzar las alertas pertinentes. Lo que probablemente suceda es que se las administre a las víctimas de forma subrepticia, sin que ellas lo detecten para luego seguirlas con el fin de someterlas.

Otra de las complicaciones de estas sustancias, si bien no son químicamente iguales, es su detección en los centros hospitalarios donde recurren los afectados ya que el GHB se metaboliza en dióxido de carbono y agua, que similarmente a la “burundanga” desaparecen del organismo luego de unas pocas horas. Difíciles de detectar en análisis clínicos de rutina, se estima que en sangre permanecen no más de 60 minutos y en orina 12 horas. Para sumar complicaciones, además del temor de efectuar las denuncias policiales pertinentes, los damnificados sufren pérdida de memoria, lo que dificulta las estadísticas y la correcta apreciación de la situación, añadiendo así más incógnitas al respecto.

Finalmente, podemos observar que los usos de “sumisión química” del GHB y la GBL, si bien son algo paralelos a la burundanga, tienen distintos objetivos finales. Los alcaloides tropánicos de la burundanga, como la escopolamina de las distintas Solanaceae, generalmente son utilizadas con para fines delictivos, casi exclusivamente en robos o delitos sexuales. En tanto, el GHB y GBL han llegado a la vida nocturna de los jóvenes para ofrecer una falsa sensación de alegría, que se enmarca en la necesidad de contar con sustancias para ser “un poco más felices”.

Hemos mencionado las variedades vegetales como las Solanaceae que desde el siglo XV han sido vinculadas con las brujas que podían volar por las noches y que suscribían pactos con el demonio. Algunos escritos comentaban que, para ´volar´ con sus escobas, las brujas usaban un ungüento preparado con determinadas plantas, con efectos alucinógenos que producían somnolencia, risas, bailes frenéticos y la total alteración del sensorio.

Al parecer estas plantas se podían aspirar a través del humo, aunque se cree que habitualmente se las trituraba finamente y se las mezclaba con grasa de animal derretida formando un ungüento que, cerca de la medianoche, untaban en sus partes íntimas con un palo de escoba, y de ahí el resto de la historia. A su vez, los genocidas nazis, como Joseph Mengele, la habían denominado “el suero de la verdad” y la CIA “la sombra de la noche”.

Verdad o simples historias… pero dejando atrás a las brujas y sus aquelarres, y aquellos otros tenebrosos personajes de la Historia, la realidad es que esas sustancias aún hoy siguen entre nosotros, e ingresan en la vida de las personas comunes de una manera algo distinta pero, no por eso, menos peligrosa .

 

Esp. Eduardo Barreiro es Técnico superior operativo en Tráfico Ilícito de Drogas (Inst. Universitario PF), especialista Nacional Avanzado en Narcotráfico (Sedronar-UTN) y docente de la Cátedra de Legislación Farmacéutica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.

 

Bibliografía

  • Becerra, Daniel (2004) “Unguentos, transformaciones y vuelos. Brujería y psicoactivos de la Antigüedad como antecedente de la brujería en la Edad Media”, Bolskan, 21 pp. 121-128
  • Becerra, Daniel (2003) "La mujer y las plantas sagradas en el mundo antiguo", VEGUETA, 7, pp. 9 -21
  • Urgenciólogo doctor Ricardo González (Clínica Alemana)
  • Agradecemos la invaluable colaboración de los profesores doctores Eduardo Lagomarsino y Marcelo Wagner

 

Categoria: 
Actualidad
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