EL USO DE LA SIMULACIÓN EN LA FORMACIÓN DEL TÉCNICO UNIVERSITARIO EN MEDICINA NUCLEAR

El uso de la simulación en el ámbito académico de la salud está ampliamente difundido, y se considera tanto el espacio adecuado para incurrir en errores sin costo, como así también la práctica dominante para adquirir acertada experiencia.

 

Aunque sea por intuición, todos sabemos que un piloto de vuelo que se capacita, pasa por varias horas en un simulador, acumulando horas de experiencia, que de no ser factible la simulación, el costo de aprender y el posible costo de fracasar en el aprendizaje (léase: avión estrellado con pérdidas de vidas y económicas sustantivas) sería altísimo o bien un riesgo no asumible.

Desde Chase y Simon (Skill in Chess, 1972) también sabemos que la acumulación de experiencia al extremo de volverse experto en un tema o área del conocimiento, consiste en la adquisición de entre 10.000 y 100.000 estructuras cognitivas (chunks) que permiten a su poseedor reconocer la situación que enfrenta como familiar, posibilitando así un curso de acción directo y sin tanteos, al menos sin los tanteos que implicarán para un novato la misma situación y las incomodidades y/o costos asociados.

El uso de la simulación en la ciencias de la salud está profusamente documentado: basta realizar una búsqueda en los buscadores especializados para la ciencia y hasta en buscadores estándar, que aparecerán resultados sobrados para ver cómo profesores, científicos y experimentadores utilizan la simulación en la formación de médicos, odontólogos y otros especialistas.

En este artículo relatamos el abordaje realizado en la Tecnicatura Universitaria en Medicina Nuclear para ofrecer a los alumnos herramientas de simulación que permiten achicar la brecha entre teoría y práctica en la producción de imágenes para facilitar el ejercicio de la profesión.

La simulación crea un puente entre el aula y la experiencia real en el Servicio de Medicina Nuclear, acelerando la creación de experiencia, preparando al Técnico Universitario en Medicina Nuclear para enfrentarse con situaciones en las que estará inmerso en su futuro profesional.

Su aplicación en la carrera permite profundizar las evaluaciones de proceso y la formativa, produciendo ciclos de feedback significativos para la apropiación de saberes por parte de los estudiantes.

Minimiza, además, las posibilidades de ensayo y error durante las prácticas profesionales, parte de la carrera, ya que el estudiante enfrentará situaciones a las que ya fue expuesto en la simulación. Permite, además, el ajuste gradual de la complejidad y las dificultades, a medida que el docente observa y evalúa el progreso.

Incluir la simulación en la formación de los futuros Técnicos Universitarios en Medicina Nuclear implica un análisis de los requisitos teóricos y prácticos que los cursantes deben poseer al inscribirse en la materia, ya que la integración de diversos saberes converge en el ejercicio de la simulación.

En el diseño de la propuesta, analizamos 3 ejes:

1.      La relación entre la Facultad y la sociedad, en especial empresas del rubro de interés

2.      El abordaje pedagógico

3.      El abordaje didáctico.

 

LA RELACIÓN ENTRE LA FACULTAD Y LA SOCIEDAD

Dadas las características particulares de la disciplina, se buscaron organizaciones relevantes que cuenten con instrumentos reales para ser utilizados como simuladores. En este escenario, el software que permite adquirir y procesar imágenes como si fueran los distintos equipos (PET/CT y SPECT/CT), han sido los objetivos de nuestra búsqueda, así como las distintas opciones para proponer un vínculo adecuado a las necesidades académicas que permitan asegurar que el graduado se ajusta al perfil del graduado buscado, considerando las cuestiones económicas que implican disponer de las licencias de uso. Fue necesario generar vínculos estrechos y asiduos durante el tiempo que dura el ejercicio de simulación, para asegurar la solución de problemas in situ durante dicho ejercicio en el aula técnica disponible en nuestra facultad.

 

EL ABORDAJE PEDAGÓGICO

“Una onza de experiencia es mejor que una tonelada de teoría simplemente porque sólo en la experiencia cualquier teoría tiene un significado vital y verificable.”

John Dewey, Democracy and Education: An Introduction to the Philosophy of Education, 1916).

 

Dado por bueno el vínculo entre la simulación y la creación de experiencia, podemos encuadrar pedagógicamente este abordaje de acuerdo con la propuesta del profesor canadiense y británico Tony Bates (2022 - Teaching in a Digital Age - 3rd edition) dentro de las Teorías del Aprendizaje Experiencial (o bien Learning by Doing), cuyo primer autor es John Dewey.

Uno de los cultores de referencia de esa teoría, David Kolb, incluye en esta escuela o abordaje de las filosofías de la educación, a John Dewey, Paulo Freire, Jean Piaget, Kurt Lewin (autor de la citada frase “Nada hay más práctico que una buena teoría” y el creador más representativo de la Teoría del Campo), Carl Jung, Carl Rogers, William James (padre el Empirismo radical), y el mismo David Kolb, entre otros. (Learning Styles and Learning Spaces: Enhancing Experiential Learning in Higher Education, Academy of Management Learning & Education, 2005, Vol. 4, No. 2, 193–212.)

El aprendizaje experiencial enfrenta al alumno a una situación real o simulada, que permite exponer elementos estructurales y funcionales a su percepción, para que pueda reflexionar luego sobre la misma, creando un vínculo entre la teoría y la práctica. Analógicamente, en un estudio híbrido de imágenes confluyen TC (estructura) y SPECT o PET (función).

 

EL ABORDAJE DIDÁCTICO: EL SIMULADOR Y LA SIMULACIÓN

“... debe ser regla de oro para los que enseñan, que todo se presente a cuantos sentidos sea posible… si en alguna ocasión falla el natural (el sentido), emplearse modelos o representaciones. Esto es, modelos o imágenes hechos para la enseñanza…”, como postuló en 1632, Johann Amos Comenius en el capítulo XX, “Métodos de la ciencia en particular”, de su Didáctica Magna.

 

a) El simulador

Los programas usados en las simulaciones están diseñados por empresas que son las proveedoras de los mismos para aplicaciones clínicas. La simulación implementada en el aula consiste en la utilización de esos softwares con el fin de representar, por un lado, la situación de estudio de medicina nuclear prescripto por el médico a un paciente, y a continuación, el procesamiento necesario que el Técnico Universitario en Medicina Nuclear debe realizar una vez adquirida la imagen para satisfacer los requerimientos del estudio indicado por el médico informante.

Se trata de un software que corre en las computadoras de la Facultad, y que representa el mismo software disponible para accionar el dispositivo que permitirá adquirir imágenes del paciente que luego serán procesadas por el alumno según los requerimientos del estudio, y que finalice con la creación y transmisión de esas imágenes para el informe del médico.

 

 

Sin aparatos y sin pacientes, se acciona igual a como si estuviera con equipo y paciente, tanto para la adquisición de la imagen (con el paciente) y el posterior procesamiento (sin paciente) requerido para la obtención de parámetros necesarios según lo indicado en el estudio médico. El cursante aprende de la experiencia sin el costo de la experiencia.

 

b) La simulación

El ejercicio de la simulación está guionado en una consigna que va formando la Guía del caso a simular para un ejercicio. El principal cuidado, tanto en el simulador como en la guía, está en la equivalencia estructural con el software real que el Técnico Universitario en Medicina Nuclear manejará en el momento de la realización real del estudio indicado.

El alumno, al ir siguiendo las consignas de la guía, sigue el procedimiento del accionar del equipo para adquirir las imágenes que el estudio médico indica. El diseño de la gradualidad es clave.

Las imágenes son entonces procesadas por el cursante, también según las consignas, y luego se almacenan y transmiten según los protocolos vigentes.

 

 

Todo el proceso está acompañado por el equipo docente de la cátedra que va devolviendo al cursante lo que corresponde a medida del avance paulatino y gradual del proceso de la práctica.

El ejercicio culmina con el informe que el alumno debe entregar en el campus, haciendo converger con su feedback la teoría con la práctica.

 

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

La implementación de las simulaciones en el procesamiento de las imágenes de los estudios de Medicina Nuclear en la Tecnicatura Universitaria en Medicina Nuclear que se cursa en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA es la primera experiencia de  utilización de los softwares disponibles en la clínica para la formación profesional de sus alumnos.

Se han seguido pautas normativas, pedagógicas y didácticas para asegurar una educación funcional que facilite la integración del graduado en su ámbito laboral, con el menor impacto posible en la calidad de la relación con pacientes, administrativos, colegas y otros profesionales de la salud con quienes les toque interactuar productivamente.

El ejercicio actual resulta positivo, y como perspectiva estimamos disponer de un incremento de las sesiones de simulación, incorporar variedad de softwares y actualizar el parque informático de tal manera que permita ejecutar esas herramientas, sumando a la Guía didáctica el prebriefing y el debriefing, completando así una práctica de la simulación altamente funcional a la formación del Técnico Universitario en Medicina Nuclear.

 

Víctor Maesschalck es licenciado en Administración, Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA); forma parte del equipo de la Asesoría Pedagógica del Área de Formación Docente; es investigador independiente, especializado en temas de educación y tecnología, organización y comunicación organizacional.
Danny Mena Cortes es médico especialista en Medicina Nuclear (UBA) y fundador de Nuclear Medicine World, compañía multinacional enfocada en servicios de medicina nuclear para Latinoamérica. Es socio titular de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear (AABYMN), de la Federación Mexicana de Medicina Nuclear, de la Asociación Europea de Medicina Nuclear y de la Sociedad Americana de Medicina Nuclear e Imagen Molecular.
Marcela Zubillaga es farmacéutica y bioquímica egresada de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA. Hizo su doctorado en el Departamento de Fisicomatemática (FFyB, UBA), donde se desempeña como profesora titular en la Cátedra de Física. Además, es investigadora independiente del CONICET y dirige el Laboratorio de Radiofármacos e Imagen Molecular del Instituto de Tecnología Farmacéutica y Biofarmacia (InTecFyB).
Jimena Salgueiro es bioquímica y farmacéutica egresada de la FFyB, UBA. Hizo su doctorado en el Departamento de Fisicomatemática (FFyB, UBA), donde se desempeña como profesora adjunta en la Cátedra de Física y codirige el Laboratorio de radiofármacos e imágenes moleculares del InTecFyB.

 

 

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