NUEVA ESTRATEGIA CONTRA EL DENGUE. ENERGÍA NUCLEAR PARA CONTROLAR AL MOSQUITO

La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) esteriliza colonias de Aedes aegypti con radiación para reducir la población del insecto. Las primeras pruebas se realizaron en 2022, en Ezeiza, y se consideraron exitosas. El próximo paso es una prueba piloto en un municipio.

 

El Departamento de Aplicaciones Agropecuarias de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) lleva adelante un proyecto de esterilización de mosquitos Aedes aegypti con radiación ionizante. Los científicos involucrados esperan reducir la población salvaje del insecto, con el objetivo de limitar la transmisión del dengue.

La técnica del insecto estéril o TIE es una estrategia de control de plagas. En concreto, implica la cría y liberación de insectos macho esterilizados en una población salvaje, con el propósito de reducir su capacidad reproductiva. La TIE se aplicó con éxito desde mediados de la década de 1980 en la Argentina. Por ejemplo, para controlar la mosca del Mediterráneo, una plaga que afecta a los cultivos de frutas y hortalizas.

 

La Comisión Nacional de Energía Atómica lleva adelante un proyecto de esterilización de mosquitos Aedes aegypti con radiación ionizante para reducir la población salvaje del insecto y, así, limitar la transmisión del dengue.

 

En los últimos años, el enfoque se amplió. Los buenos resultados con otros insectos hacen sospechar que la esterilización de mosquitos podría ser una herramienta más para limitar la expansión del dengue, el zika y la fiebre chikungunya.

 

UNA RESPUESTA AL CAMBIO CLIMÁTICO Y A EL NIÑO

El dengue es una enfermedad viral transmitida por un vector: el mosquito Aedes aegypti. Por lo tanto, los cambios climáticos que favorecen la reproducción de este insecto, también fomentan la dispersión del virus.

Un artículo de la revista Nature de julio de 2023 anunció que el dengue está rompiendo récords de casos en América. Y esto sería resultado del calentamiento global, que favorece la expansión geográfica del mosquito Aedes.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica en septiembre, ya que hasta el día 15 de aquel mes, registraba 3 407 921 casos de dengue confirmados en el continente americano. Como referencia, y para comparar, durante todo 2019 se notificaron 3 100 000 de casos en América. Y ese fue el año récord histórico… hasta ahora.

El cambio en el patrón de comportamiento de la enfermedad podría agravarse con el fenómeno de El Niño, que inició a finales de 2022. Se espera que su presencia traiga inundaciones, lluvias abundantes y temperaturas elevadas en toda América.

La Argentina no es ajena a las estadísticas. La temporada 2023 ya lleva diagnosticados más de 128 000 casos en el país, en lo que también constituye un récord histórico.

 

LA TÉCNICA DEL INSECTO ESTÉRIL PASO A PASO

En este contexto, todas las herramientas disponibles para controlar al mosquito y reducir el contagio son bienvenidas. Marianela García Alba, licenciada en Ciencias Biológicas y coordinadora del proyecto de esterilización del mosquito Aedes en la CNEA, aclara sobre la TIE: «El objetivo final de esta técnica y su implementación es que forme parte del paquete tecnológico, como herramienta complementaria para el manejo integrado del vector».

La TIE produce su efecto cuando los insectos macho estériles liberados en un área determinada compiten con los machos fértiles en la búsqueda de apareamiento. El resultado esperado es una reducción de la población natural por la falta de procreación.

Para llegar a ese punto, la CNEA debe seguir una serie de pasos con Aedes aegypti. Primero, los mosquitos macho son criados en el laboratorio. Luego, se los esteriliza con radiación gamma. La dosis que mejores resultados arrojó en la Argentina fue la de 70 gray.

 

Los buenos resultados con otros insectos hacen sospechar que la esterilización de mosquitos podría ser una herramienta más para limitar la expansión del dengue, pero también del zika y la fiebre chikungunya.

 

Una vez que los mosquitos macho se volvieron estériles son liberados en áreas elegidas previamente. Se puede concretar esta liberación mediante métodos aéreos, como drones o avionetas.

Ya en terreno, los machos estériles intentan aparearse con las hembras y desplazan a parte de la población fértil. Por ende, a corto y mediano plazo, hay menos descendencia de mosquitos.

Para hacer el seguimiento, los científicos practican recapturas sucesivas, buscando a los ejemplares que fueron marcados en el laboratorio. A través de un análisis detallado de los insectos es posible saber si los mosquitos esterilizados siguen vivos, si tienen buena distancia de vuelo y si conservan una esperanza de vida óptima. «Se colocan trampas y se colecta diariamente hasta llegar a los 5 días consecutivos sin capturas», explica García Alba.

 

La técnica produce su efecto cuando los insectos machos estériles liberados en un área determinada compiten con los machos fértiles en la búsqueda de apareamiento.

 

La TIE no es una técnica nueva ni exclusiva de la Argentina. Uno de los ejemplos más destacados de su aplicación y éxito es el de México. Allí, en 1963, se habían declarado libres de Aedes aegypti, pero la reintroducción del mosquito, sucesivamente, a través de las décadas de 1970, 1980 y 1990, trajo nuevos desafíos.

Con la TIE, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México realizaron liberaciones exitosas en Chiapas, Hidalgo y Tapachula, durante el período de 2019 a 2021. En el mismo momento, Cuba ejecutaba un ensayo piloto con más de un millón de mosquitos estériles, soltados en el lapso de 21 semanas, sobre un barrio de La Habana.

 

PRESENTE Y FUTURO DE LA TIE EN LA ARGENTINA

«La CNEA -expresa con optimismo García Alba- planea comenzar con una obra de ampliación de las instalaciones en pocos meses». Aunque en la actualidad, según sus cálculos, la institución tiene la capacidad suficiente para producir un volumen de mosquitos estériles que cubra las liberaciones en el corto y mediano plazo.

En su inicio, el equipo de investigadores se instaló en lo que fue un invernadero del Centro Atómico de Ezeiza. Se dispusieron allí los primeros dispositivos de cría de mosquitos y los instrumentos necesarios para hacer las irradiaciones.

Dos eran los obstáculos principales que se tuvieron que subsanar. En primer lugar, conseguir la materia prima: huevos salvajes de los mosquitos. En segunda instancia, definir la dosis de irradiación precisa para que los machos sean estériles, pero conserven su capacidad de cortejo y reproducción.

La primera colonia autóctona de Aedes aegypti que el equipo de la CNEA logró criar en Ezeiza provino de huevos que se recolectaron en Resistencia, Chaco. Con el paso de los meses, la población se complementó con mosquitos de Paraguay y Uruguay. Eso sí: los mosquitos no se mezclan. «Es probable que, genotípicamente, estas colonias sean distintas -explica García Alba- y podría pasar que, si los mosquitos que vienen de Bolivia se largan en Buenos Aires, quizá no copulen por tener conductas distintas».

Una vez que hay colonias estables y vitales, la CNEA procede a la irradiación ionizante. Hoy los científicos argentinos ya saben que 70 gray es la cantidad idónea para lograr el cometido de esterilidad. Sin embargo, arribar a ese dato no fue un proceso lineal y requirió ensayo y error.

Por otro lado, deben cuidar en extremo el momento oportuno para lanzar la radiación a los mosquitos. Cada colonia debería recibir los gray cuando todos los individuos se encuentran en estado de pupa madura. García Alba detalla que «es necesario sincronizar la cría». En otras palabras, se intenta que los pasos de huevo a larva, de larva a pupa y de pupa a adulto sean al unísono en la colonia. Para lograrlo, en el laboratorio de la CNEA regulan el tipo de comida y la temperatura ambiente al máximo detalle.

El proyecto TIE de Argentina tiene como objetivo reducir las poblaciones de Aedes aegypti, pero sin la posibilidad de aventurar un pronóstico certero. Si bien los cálculos matemáticos y teóricos estipulan una disminución del 10 % de la población salvaje con cada liberación, García Alba es más cauta. Para la licenciada, quien se capacitó en Viena bajo la guía del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), las variables que influyen en la supervivencia de los mosquitos son difíciles de estimar: precipitaciones, viento, actividad humana.

El equipo de trabajo de la CNEA se encuentra en la elaboración de tres artículos científicos para dar a conocer a la comunidad científica los avances con la TIE en el país. En paralelo, ya han realizado presentaciones y disertaciones en jornadas y congresos de todo el mundo. Existe expectativa por los avances locales, ya que la Argentina es la contraparte principal dentro del proyecto regional que la OIEA tiene en América.

El próximo paso inmediato es la prueba piloto local. Así como sucedió en La Habana, se necesita una experimentación de campo que se concrete en algún barrio de Buenos Aires. No obstante, la logística demanda un plan bien diseñado. Se debe definir el medio de transporte para los mosquitos macho estériles, la disposición de las trampas para la recaptura y las variables numéricas, desde la cantidad de ejemplares a liberar hasta el radio de influencia que se analizará.

La perspectiva es incorporar a la TIE dentro del arsenal preventivo contra el dengue. La reciente aprobación de la primera vacuna tetravalente contra el virus, por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), apunta en la misma dirección. De la combinación de estrategias podría provenir la reducción de los casos, pero «ninguna herramienta en sí misma es la única solución a este problema de salud pública», sentencia García Alba.

 

Lamentablemente, tenemos que convivir con el mosquito sin bajar la guardia. En este escenario, la ayuda de la técnica del insecto estéril será más que bienvenida.

 

El control cultural, con la remoción de los criaderos, y el control químico, con repelentes, siguen siendo necesarios. La disponibilidad de la vacuna y las liberaciones con la TIE no deberían alentar una relajación de los buenos hábitos y costumbres que ya se adquirieron en las poblaciones más vulnerables.

Aedes aegypti no es autóctono de Argentina, por lo que no tiene predadores naturales. Su actual dispersión en América Latina vuelve inviable el objetivo de erradicación. Por ende, el control poblacional del insecto podría llevarnos a un riesgo de transmisión de dengue muy bajo, pero no habrá una desaparición mágica de los casos.

Lamentablemente, tenemos que convivir con el mosquito sin bajar la guardia. En este escenario, la ayuda de la TIE será más que bienvenida.

 

Leonardo Biolatto es médico familiar por la Universidad Nacional de Córdoba, magíster en Promoción de la salud y desarrollo social por la Universidad Pública de Navarra y la Universidad de Bordeaux, especialista en Medicina Familiar y Ambulatoria por el Hospital Italiano de Buenos Aires, especialista en Auditoría Médica por la Universidad Tecnológica Nacional y redactor médico. En la actualidad, es editor del multimedio MContigo y realiza proyectos particulares para la industria farmacéutica. Se formó en el Curso de Periodismo Médico de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM), de la Asociación Médica Argentina (AMA).

 

 

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