Las investigaciones han demostrado que, además de la barrera cutánea, hay otra línea de defensa que protege la piel de las agresiones externas: la microbiota cutánea, antiguamente denominada flora cutánea. Existe evidencia de la posible eficacia de los probióticos orales en la regeneración de esta flora y su beneficio en pacientes con dermatitis atópica, aunque todavía las autoridades regulatorias internacionales no han aprobado esa alegación.


